viernes, 30 de marzo de 2012
Inscripciones ignacianas en una cueva de Manresa
Un excursionista ha descubierto unas inscripciones religiosas en una cueva, grande y profunda, que se encuentra situada al otro lado del río en referencia a donde se halla el edificio neoclásico de la Cueva de San Ignacio de Loyola. Toni Fernández, que se conoce la Anella Verda de Manresa al dedillo, se aventuró a inspeccionar la entrada de una cueva. Allí descubrió, marcadas en la entrada, unas inscripciones que le llamaron la atención y que tienen un aire religioso. Después de comentarlo con algunos amigos decidió ponerse en contacto con La Cova de Sant Ignasi, uno de los centros jesuitas más importantes del mundo y que se levantó justo en la cueva donde el santo escribió sus ejercicios espirituales, que dan sentido a la comunidad religiosa.
Esta misma semana, el jesuita Xavier Malloni y el gerente dela Fundació La Cova, Pol Valero, han visitado el espacio para hacer la primera inspección ocular de las inscripciones. Valero ya ha anunciado que “deberemos estudiar detenidamente las inscripciones, pero lo que sí está claro es que tienen un claro sentido religioso e ignaciano, aunque con la primera inspección no podemos saber en qué época fueron hechas”. Los símbolos son claros: un crismón, un símbolo en forma de pez, un típico signo ignaciano AMDG (A mayor Gloria de Dios) y un cuadrado “que a simple vista es más difícil de identificar su sentido”, asegura Valero.
Después de la primera inspección, desde la Cova ya se han puesto en contacto con el Ayuntamiento de Manresa que “aplicará el protocolo que merece este caso”, según palabras del regidor de cultura, Joan Calmet. Técnicos municipales se dirigirán a la cueva para hacer las primeras valoraciones.
Por su parte, Valero, asegura que está documentada la existencia de muchos ermitaños en la ribera del Cardener, como fue el caso de San Ignacio, y que es muy posible “que esta cueva también fuera habitada por un ermitaño y más teniendo en cuenta que hemos podido ver construcciones antiguas de piedra”, que se encuentran en la entrada y en lo más hondo de la cueva. No obstante, Valero reconoce que “es tan profunda que con el frontal que llevábamos y con el agua que había no hemos podido llegar al final”.
El pasado domingo se celebraron los actos de celebración de los 490 años de la estancia de San Ignacio de Loyola en Manresa. La comunidad jesuita y el propio Ayuntamiento de Manresa están preparando ya los actos de celebración de los 500 años de la estancia. De momento ya se ha puesto en marcha el camino ignaciano que une, a pie, Loyola –la ciudad de nacimiento del santo- y Manresa que ha de representar, además, un fuerte impulso turístico para la ciudad. Es por este motivo que el regidor de cultura, Joan Calmet, no esconde su satisfacción por el hallazgo a pesar de mostrarse sumamente cauteloso ante el incipiente descubrimiento.
CARLES JÓDAR, La Vanguardia
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