Para los evangelios de todos estos Domingos ‘C’, seguimos el Evangelio de Lucas e igualmente para los días entre semana (lunes a sábado) ya que lo iniciamos el lunes de la pasada semana 22 con el capítulo 4 de Lucas. Esta es de nuevo la oportunidad para que nos centremos en el Evangelio de Lucas. Estamos comenzando el año escolar y puede ser muy oportuno que repitamos la lectura de la introducción al Evangelio de Lucas que pueda tener la Biblia que manejamos. Es importante el pre, el texto y el con-texto del evangelio que meditamos y celebramos. A.G.
El Evangelio según San Lucas (=Lc) muestra evidentes semejanzas con los otros dos evangelios sinópticos (Mateo y Marcos), y a la vez presenta de manera peculiar la persona y la obra de Jesucristo. Por otra parte, este evangelio forma una unidad literaria y teológica con los Hechos de los Apóstoles, como claramente se indica al comienzo de este último libro, donde el autor mismo resume el contenido de su evangelio con estas palabras: En mi primer libro... escribí acerca de todo lo que Jesús había hecho y enseñado desde el principio y hasta el día en que subió al cielo (Hch 1.1-2).
Lo mismo que Mateo, aunque, sin duda, de manera independiente, el Evangelio según san Lucas comienza con los relatos sobre la concepción y el nacimiento de Jesús (caps. 1-2). Pero lo hace de una manera especial: estableciendo un paralelismo con la concepción y el nacimiento de Juan el Bautista. De este modo, desde el principio nos muestra claramente quién es Jesús y cuál es su misión. Jesús es el Mesías esperado por el pueblo de Israel, el Hijo de Dios, cuyo origen está en Dios mismo. El paralelismo entre las dos series de relatos sirve para resaltar más la superioridad de Jesús. En estos primeros capítulos predomina un marcado ambiente israelita, y solo ocasionalmente aflora el tema de la universalidad de la salvación (cf.2.30-32), que expondrá en forma más clara en otros lugares.
A partir del cap.3, este evangelio se refiere a la actividad pública de Jesús, y entonces se manifiesta más claramente la semejanza con Mateo y Marcos, a la vez que se revelan sus rasgos propios. Así por ejemplo, Lucas inicia esta parte de su narración con la mención de los gobernantes de ese tiempo (3.1-2), y la sitúa en el marco de la historia general. En este, como en otros detalles, el autor muestra un espíritu y una cultura característicos del mundo griego.
Mateo comienza su evangelio con la lista de los antepasados de Jesús. Lucas, por su parte, coloca esta lista después del relato del bautismo (3.23-38), y la hace remontar hasta Adán, con lo que también insinúa otro aspecto importante tanto de su evangelio como de Hechos: Jesús vino a traer la salvación no sólo al pueblo de Israel sino a toda la humanidad. Este tema lo insinúa en otros lugares del evangelio, pero lo desarrollará principalmente en Hechos, al mostrar la difusión del mensaje cristiano desde Jerusalén hasta Roma.
Al narrar lo que Jesús hizo y enseñó después de su bautismo, Lucas va siguiendo sustancialmente el mismo orden de Marcos, del cual parece que depende en alguna manera. Sin embargo, Lucas incluye otras tradiciones que no se encuentran en Marcos. Así, por ejemplo, en la sección que narra la preparación de la actividad de Jesús (3.1-4.13): estos pasajes tienen, parcialmente, paralelos en Mateo.
En la sección siguiente (4.14-6.19), la semejanza con Marcos es mucho más clara. Pero después, Lucas añade un bloque de materia propia: el sermón en el llano (6.20-49) y otros relatos (7.1-8.3). Estos no se encuentran en Marcos, aunque en gran parte tienen paralelos en Mateo. En la sección 8.4-9.50 vuelve a aparecer el paralelismo con Marcos.
Más adelante viene una gran sección característica de Lucas: el viaje a Jerusalén (9.51-19.27), donde encontramos mucha materia propia. Parte de esta se haya también en Mateo, y sólo una parte pequeña (especialmente al final: Lc18.15-43) tiene paralelos en Marcos. Lucas da realce especial a este viaje a Jerusalén (véase 9.51-19.27n.), por ser el lugar donde Jesús llevará a término su obra.
En esta sección, Lucas incluye como materia propia diversos hechos y palabras de Jesús que pertenecen a los textos más apreciados de los evangelios. Entre estos podemos recordar: la parábola del buen samaritano (10.30-37), la parábola del padre que recobra a su hijo (15.11-32), la parábola del rico y del pobre Lázaro (16.19-31), el relato de la curación de diez leprosos (17.11-19), la parábola del fariseo y del cobrador de impuestos (18.9-14), el relato de Jesús y Zaqueo (19.1-10), y otros más.
La sección final, como en otros evangelios, está dedicada a la última semana de la vida terrena de Jesús, a su actividad en Jerusalén, su pasión, muerte y resurrección. Pero Lucas termina con la ascensión de Jesús al cielo, e incluye algunos relatos propios. De manera global puede decirse que cerca de la mitad de este evangelio es materia que se encuentra también en los otros dos sinópticos o al menos en alguno de ellos. La otra mitad es propia de Lucas.
Este evangelio, además de presentar a Jesús como el Mesías, el Hijo de Dios y Salvador de todos los hombres, hace resaltar especialmente la acción del Espíritu Santo en la historia de la salvación. Este último aspecto lo presentará el autor con especial relieve en los Hechos de los Apóstoles. El tercer evangelio destaca de manera particular la parte que tuvieron las mujeres en los acontecimientos que relata, y muestra un interés muy especial en señalar el amor de Dios por los pobres y los pecadores.
El Evangelio según San Lucas fue escrito, sin duda, por un autor cuya lengua materna era el griego. En el prólogo (1.1-4) muestra que puede escribir como los mejores literatos de su época. Sin embargo, en el resto del evangelio prefiere conservar el estilo sencillo y aun popular de las tradiciones anteriores y de los libros del Antiguo Testamento traducidos al griego, que él y sus lectores conocían bien. El evangelio parece estar destinado sobre todo a lectores cristianos de origen no judío.
Los autores cristianos del siglo II atribuyen la composición de este evangelio y de Hechos a Lucas, compañero de Pablo, mencionado en Col 4.14; 2Ti4.11y Flm 24. En Col 4.14 se le llama el médico amado.
Las principales secciones en que puede dividirse el evangelio son estas:
Prólogo (1.1-4)
I. La infancia de Juan el Bautista y la de Jesús (1.5-2.52)
1. Los anuncios (1.5-56)
2. Los nacimientos (1.57-2.52)
II. Preparación de la actividad de Jesús (3.1-4.13)
1. Juan el Bautista en el desierto (3.1-20)
2. Preparación de la actividad de Jesús (3.21-4.13)
III. Actividad de Jesús en Galilea (4.14-9.50)
IV. El viaje a Jerusalén (9.51-19.279
V. En Jerusalén (19.28-24.53)
1. Actividad en Jerusalén (19.28-21.38)
2. Pasión, muerte y resurrección (22.1-24.53)
Tomado de La Biblia de Estudio, Dios habla hoy
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