miércoles, 22 de junio de 2011

El papa explica el secreto para rezar con las palabras de Dios


Con el libro bíblico de los Salmos es posible rezar con las mismas palabras de Dios, aseguró Benedicto XVI en sus catequesis sobre la oración, que ofrece desde hace semanas con motivo de la audiencia semanal a los peregrinos, comenzando una serie de intervenciones sobre los Salmos, el libro de oración del pueblo de Israel que después la Iglesia asumió también como propio.

Para el papa los Salmos son “una escuela de oración”, pues enseñan, como sucede a los niños con las palabras de los adultos, el lenguaje que puede utilizar para dirigirse a Dios, explicó a los miles de personas que se congregaron en la plaza de San Pedro del Vaticano, bajo un sol de justicia. “Cuando el niño comienza a hablar, aprende a expresar sus propias sensaciones, emociones, necesidades con palabras que no le pertenecen de modo innato, sino que aprende de sus padres y de los que viven con él”, explicó el Santo Padre durante la audiencia general.

“Lo que el niño quiere expresar es su propia vivencia, pero el medio expresivo es de otros; y él, poco a poco se apropia de este medio, las palabras recibidas de sus propios padres se convierten en sus palabras y a través de las palabras aprende también un modo de pensar y de sentir, accede a un mundo de conceptos, y crece en ellos, se relaciona con la realidad, con los hombres y con Dios”.

Para el obispo de Roma “esto mismo sucede con la oración de los Salmos. Se nos presentan para que nosotros aprendamos a dirigirnos a Dios, a comunicarnos con Él, a hablarle de nosotros con sus palabras, a encontrar un lenguaje para el encuentro con Dios”. “Y, a través de estas palabras, será posible también conocer y acoger los criterios de su actuación, acercarse al misterio de sus pensamientos y de sus caminos , y así crecer cada vez más en la fe y en el amor”.

“Al igual que nuestras palabras no son sólo palabras, sino que nos enseñan un mundo real y conceptual, del mismo modo estas oraciones nos enseñan el corazón de Dios, por lo que no sólo podemos hablar con Dios, sino que podemos aprender quién es Dios y, al aprender cómo hablar con Él, aprendemos lo que significa ser hombre, ser nosotros mismos”.

Los salmos, en hebreo “Tehilim”, "Alabanzas", fue presentado por el papa como el libro que “nos enseña a dar gracias, a celebrar la grandeza del don de Dios, a reconocer la belleza de sus obras y a glorificar su Nombre Santo”. “Enseñándonos a rezar, los Salmos nos enseñan que incluso en la desolación, en el dolor, permanece la presencia de Dios, es fuente de maravilla y de consuelo. Se puede llorar, suplicar, interceder, lamentarse, pero con la conciencia de que estamos caminando hacia la luz, donde la alabanza podrá ser definitiva”.

Benedicto XVI concluyó invitando a tomar este libro santo para dejarse “enseñar por Dios cómo dirigirnos a Él”. “Hagamos del Salterio una guía que nos ayude y nos acompañe cotidianamente en el camino de la oración”, aconsejó.

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