Evangelio del domingo, 3 de octubre, XXVII del tiempo ordinario (Lucas 17,5-10)
Los apóstoles pidieron al Señor:
-Danos más fe.
El Señor les contestó:
-Si ustedes tuvieran fe, aunque sólo fuera del tamaño de una semilla de mostaza, podrían decirle a este árbol: "Arráncate de aquí y plántate en el mar", y les haría caso.
Si uno de ustedes tiene un criado que regresa del campo después de haber estado arando o cuidando el ganado, ¿acaso le dice: "Pasa y siéntate a comer"? No, sino que le dice: "Prepárame la cena y disponte a atenderme mientras yo como y bebo. Después podrás tú comer y beber". Y tampoco le da las gracias al criado por haber hecho lo que le mandó. Así también, cuando ya hayan cumplido todo lo que Dios les manda, deberán decir: "Somos servidores inútiles, porque no hemos hecho nada más que cumplir con nuestra obligación".
Están Jesús y los discípulos frente a frente, y se plantea un tema tan básico como el de la fe. Ellos ven la desproporción entre lo que el Maestro propone y lo que de hecho sus vidas dan de sí. Por eso aquella petición con un humilde realismo por parte de aquellos hombres: "auméntanos la fe". Es la experiencia de vértigo ante Alguien grande, ante un maestro diferente en Israel.
Jesús provoca a sus discípulos de frágil fe, utilizando el recurso de la paradoja: creer hasta lo imposible -trasplante de la morera al mar-. Sin duda quedarían completamente descolocados. Porque creer no es una postura fingida, sino la adhesión de toda la persona. La fe que iba derivándose como condición para ser discípulo de Jesús, no era una cuestión periférica para los momentos de apuro y dificultad, sino una fe para todo momento, suceda lo que suceda, pinte lo que pinte: lo que es imposible para vosotros no lo es para Dios.
En segundo lugar, una fe que es un don. La adhesión a Dios que transforma en posibles los imposibles, no es fruto del empeño, ni del noble es fuerzo, sino una gracia que Dios concede a quien la pide y la acoge. De modo que es impropio ponerle un precio a lo que se ha recibido gratis. Es lo que Jesús explica con el ejemplo del criado del campo: "somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer".
Hoy a nosotros también nos provoca Jesús, cuando nos asomamos a tantos imposibles como nuestro mundo tiene planteados: violencias, guerras, corrupciones, hambres, inhumanismos, increencia, desencantos... No es un desafío a nuestra habilidad o estrategia, sino a nuestra fe, porque la solución de nuestros contenciosos no pasa simplemente por nuestras estratagemas o ardides, sino por la realización del proyecto de Dios sobre la historia, es decir, el Reino.
Tener fe es adherirse a Dios y a su proyecto, haciéndolo realidad, sueño cumplido y no pesadilla a olvidar. Apasionarse por ese diseño divino, con todo el corazón y con toda la inteligencia. Al final de todo, no podremos esgrimir ante Dios que le hemos hecho un favor por haber creído en Él y haber colaborado en la realización de su proyecto. Y no podremos pasarle factura ni cobrarle honorarios, por que ser humanos y creyentes es lo que teníamos que ser, para eso nacimos. Sin duda que también nosotros, llegados a este punto de ver cómo es nuestra fe, acabamos diciendo aquello de los discípulos: "Señor, auméntanos la fe".
Por monseñor Jesús Sanz Montes, ofm
jueves, 30 de septiembre de 2010
Entregó la IBERO Puebla Doctorado Honoris Causa a Pedro Trigo S.J.
En sesión pública del Senado Universitario, la Universidad Iberoamericana Puebla entregó el Doctorado Honoris Causa en Cristología Latinoamericana al Dr. Pedro Trigo S.J. como reconocimiento a su compromiso permanente y decidido a favor del respeto por los seres humanos, especialmente por aquellos que han sido menos favorecidos por nuestra sociedad.
El acto se llevó a cabo en el Auditorio Gimnasio Ignacio Ellacuría, S.J. de nuestra institución; se contó con la presencia de los integrantes del Senado Universitario, autoridades, alumnos y académicos de la IBERO Puebla. También se contó con la presencia de Monseñor Víctor Sánchez Espinoza, Arzobispo de Puebla.
Para iniciar la ceremonia, la Dra. María Eugenia Sánchez Díaz de Rivera, madrina del doctorando, recordó que Pedro Trigo es uno de los teólogos latinoamericanos más reconocidos en la actualidad y que el Doctorado Honoris Causa se le entrega por su capacidad de comunicar “aspectos complejos de la realidad y de expresar el amor incondicional del padre materno, como él llama a Dios, en la trama de este mundo cada vez más absurdo e incierto. Pedro Trigo ha mostrado una capacidad emocional, entereza y sensibilidad a la vez, digna de los tiempos que vivimos. Esto se manifiesta en su experiencia cotidiana en los barrios populares de Caracas”.
“La Universidad Iberoamericana Puebla, que en medio de numerosas dificultades y contradicciones busca afanosamente ser un espacio que desarrolle en los estudiantes la capacidad analítica y el deseo de hermanarse eficazmente con los humillados de la historia, que intenta ayudar a la sociedad a “pensarse a sí misma”, como decía Ignacio Ellacuría, y que desea que muchos de dentro y de fuera descubran las dimensiones más hondas de lo humano, se honra en entregar a Pedro Trigo el Doctorado Honoris Causa”, enfatizó la Dra. Sánchez Díaz de Rivera.
Posteriormente, el Mtro. Juan Luis Hernández Avendaño leyó el mensaje del Mtro. Fernández Dávalos, presidente del Senado Universitario. “Pedro no requiere de nuestro homenaje, es un hombre sabio y sencillo que si ha aceptado este grado honorifico ha sido en nombre y en apoyo de las causas de los pobres y sufrientes de América Latina, a quienes ha dedicado su vida y su reflexión; es la construcción de sí mismo como ser humano cabal y generoso la que lo enaltece y ensalza, no nuestra distinción. Es la contribución que como cristiano ha hecho a las causa del ser humano la que lo hace brillar, no nuestro reconocimiento”.
En otra parte del mensaje del rector se lee: “En la Universidad Iberoamericana Puebla, con este homenaje, deseamos manifestar que los indígenas, las mujeres, los migrantes, los niños y niñas, los excluidos todos, así como las esperanzas de que son portadores, están en el corazón de los afanes de nuestra universidad. Con esta distinción queremos recordar al pueblo de México y de nuestra región que la satisfacción cabal de las necesidades de los pobres es una asignatura todavía pendiente y parece que ahora olvidada. Pretendemos alzar la voz para denunciar que el dolor de millones de hombres y mujeres sigue clamando al cielo por la justicia y la libertad plenas”.
Posteriormente, en representación del Rector de la IBERO Puebla, el Mtro. Juan Luis Hernández Avendaño concedió el Doctorado Honoris Causa en Cristología Latinoamericana al Dr. Pedro Trigo y le tomó la promesa de fidelidad al nuevo Doctor, quien se comprometió a seguir auspiciando el diálogo entre la fe y la justicia, particularmente en América Latina.
En su oportunidad, el Dr. Pedro Trigo aceptó y agradeció la distinción: “Acepto este título que me otorgan con tanta generosidad, confundido porque soy consciente de lo modesto de mis aportes, agradecido porque me lo otorgan ustedes, la comunidad de la Universidad Iberoamericana Puebla, que desde la primera vez que me invitaron me acogieron con tanta calidez, cercanía e inteligencia como sólo ustedes pueden hacerlo. Agradecido porque los estimo como una comunidad empeñosa, cualificada, dinámica, capaz de trabajar en equipo, consciente de sus responsabilidades con el país y solidaria con los de abajo. Lo acepto, sobre todo, alegre porque es un homenaje a la Teología Latinoamericana. Hoy la Teología Latinoamericana no está de moda. Hoy las élites tienden a mirar al primer mundo y en su caso al norte. Hoy esta teología se ve como una interferencia inoportuna y por eso se busca afanosamente pasar esa página que tanto revuelo causó”, puntualizó.
“Sólo desde abajo puede lograrse el bien de todos, sólo cuando a los pobres les vaya bien les irá bien a todos, hoy más que nunca somos conscientes de que el bien de los de abajo no se logra por el rebosamiento hacia ellos de la abundancia de los de arriba, aunque no es fácil que lo acepten así los de arriba, quienes tienen suficientes elementos para decidir a su provecho”, dijo el nuevo Doctor Honoris Causa.
Por último, hizo un llamado a las universidades para que dar prioridad al desarrollo humano sobre el desarrollo científico y técnico. “Si las universidades acaban por adaptarse a los requerimientos de la corporación y se convierten en proveedores de su material humano, perderán parte de su trascendencia y serán parte del problema y no de la solución. Otra problemática particular es sincronizar la hora mundial y la hora latinoamericana. Porque sólo entonces estaremos en condiciones de entrar en la globalización con peso y perfil propios y con capacidad de aportar”, finalizó.
El acto se llevó a cabo en el Auditorio Gimnasio Ignacio Ellacuría, S.J. de nuestra institución; se contó con la presencia de los integrantes del Senado Universitario, autoridades, alumnos y académicos de la IBERO Puebla. También se contó con la presencia de Monseñor Víctor Sánchez Espinoza, Arzobispo de Puebla.
Para iniciar la ceremonia, la Dra. María Eugenia Sánchez Díaz de Rivera, madrina del doctorando, recordó que Pedro Trigo es uno de los teólogos latinoamericanos más reconocidos en la actualidad y que el Doctorado Honoris Causa se le entrega por su capacidad de comunicar “aspectos complejos de la realidad y de expresar el amor incondicional del padre materno, como él llama a Dios, en la trama de este mundo cada vez más absurdo e incierto. Pedro Trigo ha mostrado una capacidad emocional, entereza y sensibilidad a la vez, digna de los tiempos que vivimos. Esto se manifiesta en su experiencia cotidiana en los barrios populares de Caracas”.
“La Universidad Iberoamericana Puebla, que en medio de numerosas dificultades y contradicciones busca afanosamente ser un espacio que desarrolle en los estudiantes la capacidad analítica y el deseo de hermanarse eficazmente con los humillados de la historia, que intenta ayudar a la sociedad a “pensarse a sí misma”, como decía Ignacio Ellacuría, y que desea que muchos de dentro y de fuera descubran las dimensiones más hondas de lo humano, se honra en entregar a Pedro Trigo el Doctorado Honoris Causa”, enfatizó la Dra. Sánchez Díaz de Rivera.
Posteriormente, el Mtro. Juan Luis Hernández Avendaño leyó el mensaje del Mtro. Fernández Dávalos, presidente del Senado Universitario. “Pedro no requiere de nuestro homenaje, es un hombre sabio y sencillo que si ha aceptado este grado honorifico ha sido en nombre y en apoyo de las causas de los pobres y sufrientes de América Latina, a quienes ha dedicado su vida y su reflexión; es la construcción de sí mismo como ser humano cabal y generoso la que lo enaltece y ensalza, no nuestra distinción. Es la contribución que como cristiano ha hecho a las causa del ser humano la que lo hace brillar, no nuestro reconocimiento”.
En otra parte del mensaje del rector se lee: “En la Universidad Iberoamericana Puebla, con este homenaje, deseamos manifestar que los indígenas, las mujeres, los migrantes, los niños y niñas, los excluidos todos, así como las esperanzas de que son portadores, están en el corazón de los afanes de nuestra universidad. Con esta distinción queremos recordar al pueblo de México y de nuestra región que la satisfacción cabal de las necesidades de los pobres es una asignatura todavía pendiente y parece que ahora olvidada. Pretendemos alzar la voz para denunciar que el dolor de millones de hombres y mujeres sigue clamando al cielo por la justicia y la libertad plenas”.
Posteriormente, en representación del Rector de la IBERO Puebla, el Mtro. Juan Luis Hernández Avendaño concedió el Doctorado Honoris Causa en Cristología Latinoamericana al Dr. Pedro Trigo y le tomó la promesa de fidelidad al nuevo Doctor, quien se comprometió a seguir auspiciando el diálogo entre la fe y la justicia, particularmente en América Latina.
En su oportunidad, el Dr. Pedro Trigo aceptó y agradeció la distinción: “Acepto este título que me otorgan con tanta generosidad, confundido porque soy consciente de lo modesto de mis aportes, agradecido porque me lo otorgan ustedes, la comunidad de la Universidad Iberoamericana Puebla, que desde la primera vez que me invitaron me acogieron con tanta calidez, cercanía e inteligencia como sólo ustedes pueden hacerlo. Agradecido porque los estimo como una comunidad empeñosa, cualificada, dinámica, capaz de trabajar en equipo, consciente de sus responsabilidades con el país y solidaria con los de abajo. Lo acepto, sobre todo, alegre porque es un homenaje a la Teología Latinoamericana. Hoy la Teología Latinoamericana no está de moda. Hoy las élites tienden a mirar al primer mundo y en su caso al norte. Hoy esta teología se ve como una interferencia inoportuna y por eso se busca afanosamente pasar esa página que tanto revuelo causó”, puntualizó.
“Sólo desde abajo puede lograrse el bien de todos, sólo cuando a los pobres les vaya bien les irá bien a todos, hoy más que nunca somos conscientes de que el bien de los de abajo no se logra por el rebosamiento hacia ellos de la abundancia de los de arriba, aunque no es fácil que lo acepten así los de arriba, quienes tienen suficientes elementos para decidir a su provecho”, dijo el nuevo Doctor Honoris Causa.
Por último, hizo un llamado a las universidades para que dar prioridad al desarrollo humano sobre el desarrollo científico y técnico. “Si las universidades acaban por adaptarse a los requerimientos de la corporación y se convierten en proveedores de su material humano, perderán parte de su trascendencia y serán parte del problema y no de la solución. Otra problemática particular es sincronizar la hora mundial y la hora latinoamericana. Porque sólo entonces estaremos en condiciones de entrar en la globalización con peso y perfil propios y con capacidad de aportar”, finalizó.
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sábado, 25 de septiembre de 2010
El más rico del cementerio
¿De qué sirve ser el más rico del cementerio? Jesús propone esta parábola a unos fariseos celosos de la Ley y los profetas, amigos de Moisés y de Abrahán, pero que vivían con una cierta esquizofrenia moral y espiritual.
Jesús en primer lugar relativiza el valor del dinero apelando a su poderío fugaz y a su gloria caduca. El dinero y todo lo que lo rodea, no tiene la última palabra en esta vida, porque esa palabra postrera la pronunciamos todos por igual, con la misma indigencia y fragilidad con la que igualmente nacimos: Epulón y Lázaro eran iguales ante su origen y ante su destino. El dinero y sus adláteres, no son la moneda para comprar el acceso en la vida perdurable, sino que más bien será una gracia de Dios al alcance de cualquiera que haya tenido corazón de pobre (hayan sido cuales hayan sido sus arcas monetarias).
Lo segundo que destaca Jesús es la infinita diferencia entre el modo de valorar que tiene Dios y aquellos fariseos burlones. Sólo quien entra en la mirada de Dios puede descubrir su secreto, y sólo quien se adentra en su Corazón comprende su riqueza, como el mismo Pablo descubrió (Filp 3,7-8).
No bastaba saberse al dedillo las consejas de la Ley y los Profetas. Hay un modo de ser creyente que es inútil: saber cosas de Dios y no vivir conforme a lo que sabemos, encender una vela a Dios en su día, reservándonos para nosotros y nuestros diablos el resto de la semana. Epulón comprendió ya tarde la inutilidad de la basura de su vida, y quiso enviar a un muerto a los suyos para hacerles ver la engañifa en la que vivían. Pero nadie escarmienta en cabeza ajena. A lo más, queda uno asustado una breve temporada. Curiosamente, Dios desde "sus valores", lejos de ser un rival de los nuestros, es su mejor exponente. Tenemos la experiencia cotidiana de cómo cuando nos alejamos de la visión que Dios tiene de la vida, ésta se deshumaniza.
Por eso no es extraño que quienes aman el dinero y se burlan de los enviados de Dios, no entiendan nada, se irriten e indignen, y hasta decidan matar al mensajero. No, nuestro mundo no necesita que vengan los muertos para darnos un susto incontestable, sino más bien está necesitado de vivos, de cristianos vivos que desde la trama diaria de su existir enseñan a ver las cosas desde los Ojos de Dios, y amar la vida desde y como Él, ritmando nuestros latires con los de su Corazón, valorando aquello que tiene valor para Él, lo que enajena y enfrenta, lo que adormece e inhibe, y relativizando lo que corrompe y deshumaniza.
Comentario al Evangelio del próximo domingo, 26 de septiembre, XXVI del tiempo ordinario (Lucas 16,19-31), redactado por monseñor Jesús Sanz Montes, ofm, arzobispo de Oviedo
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jueves, 23 de septiembre de 2010
FRANQUEAR LAS SITUACIONES INFERNALES
(Lucas 16, 19-31) Domingo 26 del Tiempo Ordinario – Ciclo “C
Había un hombre rico que se vestía con ropa fina y elegante y que todos los días ofrecía espléndidos banquetes. Había también un pobre llamado Lázaro, que estaba lleno de llagas y se sentaba en el suelo a la puerta del rico. Este pobre quería llenarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros se acercaban a lamerle las llagas. Un día el pobre murió, y los ángeles lo llevaron a sentarse a comer al lado de Abraham. El rico también murió, y fue enterrado.
Y mientras el rico sufría en el lugar a donde van los muertos, levantó los ojos y vió de lejos a Abraham, y a Lázaro sentado a su lado. Entonces gritó: ¡Padre Abraham, ten lástima de mí! Manda a Lázaro que moje la punta de su dedo en agua y venga a refrescar mi lengua, porque estoy sufriendo mucho en este fuego. Pero Abraham le contestó: "Hijo, acuérdate que en vida tú recibiste tu parte de bienes, y Lázaro su parte de males. Ahora él recibe consuelo aquí, y tú sufres. Aparte de esto, hay un gran abismo entre nosotros y ustedes; de modo que los que quieren pasar de aquí allá, no pueden, ni de allá tampoco pueden pasar aquí.
El rico dijo: "Te suplico entonces, Padre Abraham, que mandes a Lázaro a la casa de mi Padre, donde tengo cinco hermanos, para que les llame la atención, y así no vengan ellos también a este lugar de tormento." Abraham dijo: "Ellos ya tienen lo escrito por Moisés y los profetas: ¡que les hagan caso!" El rico contestó: " Padre Abraham, eso no basta; pero si un muerto resucita y se les aparece, ellos se convertirán". Pero Abraham le dijo: "Si no quieren hacer caso a Moisés y a los profetas, tampoco creerán aunque algún muerto resucite."
En la Semana 26ª del Tiempo Ordinario, la Liturgia nos invita a reflexionar sobre el tamaño o nivel de sensibilidad y cercanía efectiva que tenemos con las personas y pueblos que padecen necesidades. La conocida parábola del “rico opulento” (Lucas 16,19-31), expresa de forma tan sencilla como cruda, que “la distancia que nos separa del pobre es la misma que nos separa de la felicidad”.
Desentrañando la parábola del rico opulento, podemos captar lo que el evangelista quiere que evitemos de cara a nuestra salvación: 1º) la ceguera y sordera ante la realidad; 2º) la insensibilidad de quien vive en la abundancia; 3º) la mezquindad y egoísmo que imposibilita el encuentro fecundo; 4º) la amargura y soledad fruto de la indolencia ante el mal ajeno. Todos estos aspectos son los que terminan construyendo abismos infranqueables (Lc. 16,26). Es decir, situaciones infernales.
Una pésima interpretación de este evangelio sería afirmar que “el pobre será feliz en el cielo”. Para Lucas, el Rico opulento y Lázaro, son las dos caras de una misma realidad: el exceso de bienes de unos es la causa del exceso de males que otros padecen. Podemos encontrar miles de excusas ante el mal o pobreza de las personas que nos rodean. Sin embargo, sigue en pie el paradigma de Jesús: “la salud y bienestar del pobre e indefenso, es camino obligado para mi salvación”.
El evangelista no se conforma con poner sobre el tapete las consecuencias morales de una vida en la opulencia, que elude o se desentiende del dolor o necesidad del otro, sino que avanza hasta poner la situación del pobre en el mismo terreno de Dios. Es nuestro Padre del cielo el que sale en su defensa. Lo que hagamos a favor o en contra del pobre, lo hacemos a Dios. Eso significa Lázaro (forma abreviada de Eleazar): “Dios en persona me ayuda”.
Para Jesús y para nuestra fe, Dios tiene la última palabra sobre ricos y pobres. No nos toca a nosotros juzgar a nadie. Al contrario, la parábola del “rico opulento” nos ayuda a detectar la insensibilidad en la que vamos cayendo poco a poco, casi sin darnos cuenta, para cambiarla, transformándola en compasión.
De este mismo evangelio se desprende la ruta que franquea las situaciones infernales. Porque quien se muestra hermano del necesitado, del pobre: no sucumbirá a la oscuridad, su luz iluminará toda tiniebla; no lo envolverá la insensibilidad, su misericordia limpiará todo desamor; no quedará atrapado en la mezquindad o egoísmo, su solidaridad lo librará de la muerte; no se hundirá en la soledad ni la amargura, su generosidad le alcanzará la comunión.
Podemos terminar con el texto siguiente:
NO HAY PORQUE ESPERAR MÁS TIEMPO
No hay más tiempo que esperar, si el que pide a tu puerta clama y grita de necesidad. Ni te ocultes ante el que padece desgracias por falta de solidaridad. Nunca cierres la puerta al mendigo, al hambriento o desvalido, porque en ellos comienza, y para siempre, a despertar el amor que hace tiempo habías perdido.
Mantén tu mirada atenta, al que pide, al que busca, al que llama, porque la vida sólo va, nunca regresa, y así sentirás la dicha excelsa de una entrega y un servicio que se curte en la entereza. Estrecha tu mano al que sufre, al dolorido, al indefenso, recuerda que la gracia es gracia, cuando acoge, cuando alivia, cuando sana, cuando devuelve la vida a los muertos.
(CEP- Gustavo Albarrán)
Había un hombre rico que se vestía con ropa fina y elegante y que todos los días ofrecía espléndidos banquetes. Había también un pobre llamado Lázaro, que estaba lleno de llagas y se sentaba en el suelo a la puerta del rico. Este pobre quería llenarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros se acercaban a lamerle las llagas. Un día el pobre murió, y los ángeles lo llevaron a sentarse a comer al lado de Abraham. El rico también murió, y fue enterrado.
Y mientras el rico sufría en el lugar a donde van los muertos, levantó los ojos y vió de lejos a Abraham, y a Lázaro sentado a su lado. Entonces gritó: ¡Padre Abraham, ten lástima de mí! Manda a Lázaro que moje la punta de su dedo en agua y venga a refrescar mi lengua, porque estoy sufriendo mucho en este fuego. Pero Abraham le contestó: "Hijo, acuérdate que en vida tú recibiste tu parte de bienes, y Lázaro su parte de males. Ahora él recibe consuelo aquí, y tú sufres. Aparte de esto, hay un gran abismo entre nosotros y ustedes; de modo que los que quieren pasar de aquí allá, no pueden, ni de allá tampoco pueden pasar aquí.
El rico dijo: "Te suplico entonces, Padre Abraham, que mandes a Lázaro a la casa de mi Padre, donde tengo cinco hermanos, para que les llame la atención, y así no vengan ellos también a este lugar de tormento." Abraham dijo: "Ellos ya tienen lo escrito por Moisés y los profetas: ¡que les hagan caso!" El rico contestó: " Padre Abraham, eso no basta; pero si un muerto resucita y se les aparece, ellos se convertirán". Pero Abraham le dijo: "Si no quieren hacer caso a Moisés y a los profetas, tampoco creerán aunque algún muerto resucite."
En la Semana 26ª del Tiempo Ordinario, la Liturgia nos invita a reflexionar sobre el tamaño o nivel de sensibilidad y cercanía efectiva que tenemos con las personas y pueblos que padecen necesidades. La conocida parábola del “rico opulento” (Lucas 16,19-31), expresa de forma tan sencilla como cruda, que “la distancia que nos separa del pobre es la misma que nos separa de la felicidad”.
Desentrañando la parábola del rico opulento, podemos captar lo que el evangelista quiere que evitemos de cara a nuestra salvación: 1º) la ceguera y sordera ante la realidad; 2º) la insensibilidad de quien vive en la abundancia; 3º) la mezquindad y egoísmo que imposibilita el encuentro fecundo; 4º) la amargura y soledad fruto de la indolencia ante el mal ajeno. Todos estos aspectos son los que terminan construyendo abismos infranqueables (Lc. 16,26). Es decir, situaciones infernales.
Una pésima interpretación de este evangelio sería afirmar que “el pobre será feliz en el cielo”. Para Lucas, el Rico opulento y Lázaro, son las dos caras de una misma realidad: el exceso de bienes de unos es la causa del exceso de males que otros padecen. Podemos encontrar miles de excusas ante el mal o pobreza de las personas que nos rodean. Sin embargo, sigue en pie el paradigma de Jesús: “la salud y bienestar del pobre e indefenso, es camino obligado para mi salvación”.
El evangelista no se conforma con poner sobre el tapete las consecuencias morales de una vida en la opulencia, que elude o se desentiende del dolor o necesidad del otro, sino que avanza hasta poner la situación del pobre en el mismo terreno de Dios. Es nuestro Padre del cielo el que sale en su defensa. Lo que hagamos a favor o en contra del pobre, lo hacemos a Dios. Eso significa Lázaro (forma abreviada de Eleazar): “Dios en persona me ayuda”.
Para Jesús y para nuestra fe, Dios tiene la última palabra sobre ricos y pobres. No nos toca a nosotros juzgar a nadie. Al contrario, la parábola del “rico opulento” nos ayuda a detectar la insensibilidad en la que vamos cayendo poco a poco, casi sin darnos cuenta, para cambiarla, transformándola en compasión.
De este mismo evangelio se desprende la ruta que franquea las situaciones infernales. Porque quien se muestra hermano del necesitado, del pobre: no sucumbirá a la oscuridad, su luz iluminará toda tiniebla; no lo envolverá la insensibilidad, su misericordia limpiará todo desamor; no quedará atrapado en la mezquindad o egoísmo, su solidaridad lo librará de la muerte; no se hundirá en la soledad ni la amargura, su generosidad le alcanzará la comunión.
Podemos terminar con el texto siguiente:
NO HAY PORQUE ESPERAR MÁS TIEMPO
No hay más tiempo que esperar, si el que pide a tu puerta clama y grita de necesidad. Ni te ocultes ante el que padece desgracias por falta de solidaridad. Nunca cierres la puerta al mendigo, al hambriento o desvalido, porque en ellos comienza, y para siempre, a despertar el amor que hace tiempo habías perdido.
Mantén tu mirada atenta, al que pide, al que busca, al que llama, porque la vida sólo va, nunca regresa, y así sentirás la dicha excelsa de una entrega y un servicio que se curte en la entereza. Estrecha tu mano al que sufre, al dolorido, al indefenso, recuerda que la gracia es gracia, cuando acoge, cuando alivia, cuando sana, cuando devuelve la vida a los muertos.
(CEP- Gustavo Albarrán)
domingo, 19 de septiembre de 2010
El Papa presenta el ejemplo de John Henry Newman
La vida del cardenal John Henry Newman (1801-1890) muestra que "la pasión por la verdad, la honestidad intelectual y la auténtica conversión son costosas", dijo en la noche de este sábado el Papa Benedicto XVI durante la vigilia de oración por la beatificación de ese purpurado británico. El acto de oración que tuvo lugar en el Hyde Park, ubicado en el sector Westminster, en pleno corazón Londres, reunió a 80 mil personas, en buena parte jóvenes.
Tras la lectura de las Bienaventuranzas, Benedicto XVI en su homilía compartió con los asistentes la influencia que Newman ha ejercido en su vida y su pensamiento: este anglicano que pasó a formar parte de la Iglesia católica "nos invita a examinar nuestras vidas, para verlas en el amplio horizonte del plan de Dios y crecer en comunión con la Iglesia de todo tiempo y lugar".
El Papa destacó la lucha constante que afrontó el venerable siervo de Dios contra la tendencia de reducir la fe a la esfera privada y a una percepción meramente subjetiva. Una lucha que ofrece grandes enseñanzas para el tiempo presente, "cuando un relativismo intelectual y moral amenaza con minar la base misma de nuestra sociedad".
Newman, siguió diciendo, recuerda que el hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, tiene un llamado especial: "conocer la verdad, y encontrar en esta verdad nuestra libertad última y el cumplimiento de nuestras aspiraciones humanas más profundas".
"No podemos guardar para nosotros mismos la verdad que nos hace libres", exhortó el Papa, quien dijo que a ejemplo de Newman "hay que dar testimonio de ella", porque la verdad "pide ser escuchada". De hecho, el poder de convicción que tiene la verdad "proviene de sí misma y no de la elocuencia humana o de los argumentos que la expongan".
Señaló que "el precio que hay que pagar por la fidelidad al Evangelio ya no es ser ahorcado, descoyuntado y descuartizado", no obstante, quienes proclaman la fe con fidelidad en los tiempos actuales, no pocas veces deben pagar otro precio: "ser excluido, ridiculizado o parodiado". Pero advirtió que no por eso la Iglesia "puede sustraerse a la misión de anunciar a Cristo y su Evangelio como verdad salvadora, fuente de nuestra felicidad definitiva como individuos y fundamento de una sociedad justa y humana".
Benedicto XVI invitó a los presentes a vivir con coherencia su fe, a ejemplo de Newman, pues la verdad se transmite "no sólo por la enseñanza formal", sino sobre todo "por el testimonio de una vida íntegra, fiel y santa". Asimismo, el señaló que ante la crisis de fe de la sociedad actual, los cristianos no pueden "permitirse el lujo de continuar como si no pasara nada".
Advirtió que tampoco está bien confiar solamente "en que el patrimonio de valores transmitido durante siglos de cristianismo seguirá inspirando y configurando el futuro de nuestra sociedad". "Sabemos que en tiempos de crisis y turbación Dios ha suscitado grandes santos y profetas para la renovación de la Iglesia y la sociedad cristiana", recordó el Papa. "Confiamos en su providencia y pedimos que nos guíe constantemente".
Tras la lectura de las Bienaventuranzas, Benedicto XVI en su homilía compartió con los asistentes la influencia que Newman ha ejercido en su vida y su pensamiento: este anglicano que pasó a formar parte de la Iglesia católica "nos invita a examinar nuestras vidas, para verlas en el amplio horizonte del plan de Dios y crecer en comunión con la Iglesia de todo tiempo y lugar".
El Papa destacó la lucha constante que afrontó el venerable siervo de Dios contra la tendencia de reducir la fe a la esfera privada y a una percepción meramente subjetiva. Una lucha que ofrece grandes enseñanzas para el tiempo presente, "cuando un relativismo intelectual y moral amenaza con minar la base misma de nuestra sociedad".
Newman, siguió diciendo, recuerda que el hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, tiene un llamado especial: "conocer la verdad, y encontrar en esta verdad nuestra libertad última y el cumplimiento de nuestras aspiraciones humanas más profundas".
"No podemos guardar para nosotros mismos la verdad que nos hace libres", exhortó el Papa, quien dijo que a ejemplo de Newman "hay que dar testimonio de ella", porque la verdad "pide ser escuchada". De hecho, el poder de convicción que tiene la verdad "proviene de sí misma y no de la elocuencia humana o de los argumentos que la expongan".
Señaló que "el precio que hay que pagar por la fidelidad al Evangelio ya no es ser ahorcado, descoyuntado y descuartizado", no obstante, quienes proclaman la fe con fidelidad en los tiempos actuales, no pocas veces deben pagar otro precio: "ser excluido, ridiculizado o parodiado". Pero advirtió que no por eso la Iglesia "puede sustraerse a la misión de anunciar a Cristo y su Evangelio como verdad salvadora, fuente de nuestra felicidad definitiva como individuos y fundamento de una sociedad justa y humana".
Benedicto XVI invitó a los presentes a vivir con coherencia su fe, a ejemplo de Newman, pues la verdad se transmite "no sólo por la enseñanza formal", sino sobre todo "por el testimonio de una vida íntegra, fiel y santa". Asimismo, el señaló que ante la crisis de fe de la sociedad actual, los cristianos no pueden "permitirse el lujo de continuar como si no pasara nada".
Advirtió que tampoco está bien confiar solamente "en que el patrimonio de valores transmitido durante siglos de cristianismo seguirá inspirando y configurando el futuro de nuestra sociedad". "Sabemos que en tiempos de crisis y turbación Dios ha suscitado grandes santos y profetas para la renovación de la Iglesia y la sociedad cristiana", recordó el Papa. "Confiamos en su providencia y pedimos que nos guíe constantemente".
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viernes, 17 de septiembre de 2010
La fidelidad de lo pequeño
Evangelio del domingo XXV del tiempo ordinario (Lucas 16,1-13)
Jesús contó también esto a sus discípulos: "Había un hombre rico que tenía un mayordomo; y fueron a decirle que este le estaba malgastando sus bienes. El amo lo llamó y le dijo: ¿Qué es esto que me dicen de tí? Dame cuenta de tu trabajo, porque ya no puedes seguir siendo mi mayordomo. El mayordomo se puso a pensar: ¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me deja sin trabajo? No tengo fuerzas para trabajar la tierra, y me da vergüenza pedir limosna. Ya sé lo que voy a hacer, para tener quienes me reciban en sus casas cuando me quede sin trabajo. Llamó entonces uno por uno a los que le debían algo a su amo. Al primero le preguntó: ¿Cuánto le debes a mi amo? Le contestó: Le debo cien barriles de aceite. El mayordomo le dijo: Aquí está tu vale; siéntate en seguida y haz otro por cincuenta solamente. Después preguntó a otro: Y tú, ¿cuánto le debes? Este le contestó: cien medidas de trigo. Le dijo: Aquí está tu vale; haz otro por ochenta solamente. El amo reconoció que el mal mayordomo había sido listo en su manera de hacer las cosas. Y es que cuando se trata de sus propios negocios, los que pertenecen al mundo son más listos que los que pertenecen a la luz.
Les aconsejo que usen las falsas riquezas de este mundo para ganarse amigos, para que cuando las riquezas se acaben, haya quien los reciba a ustedes en las viviendas eternas.
El que se porta honradamente en lo poco, también se porta honradamente en lo mucho; y el que no tiene honradez en lo poco, tampoco la tiene en lo mucho. De manera que, si con las falsas riquezas de este mundo ustedes no se portan honradamente, ¿quién les confiará las verdaderas riquezas? Y si no se portan honradamente con lo ajeno, ¿quién les dará lo que les pertenece?
Ningún sirviente puede servir a dos amos; porque odiará a uno y querrá al otro, o será fiel a uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y a las riquezas."
Aparentemente Jesús ensalza la habilidad de un administrador infiel. Pero hay que ser cautos y afinar en aquello que viene ensalzado: no es la infidelidad, la corrupción, sino la habilidad, la astucia de aquel administrador avispado. El que es fiel en lo poco, lo será también en lo mucho. Que viene a decir: todo aquello que te gustaría cambiar de un mundo demasiado cruel, empieza por cambiarlo en tu propia casa, en tu corazón.
Y en verdad, ¿quién no se ha quejado alguna vez de cómo va nuestro mundo a tantos niveles? La política, la economía, la paz, la justicia, la familia, los ancianos, los jóvenes, y un largo etcétera en donde ponemos contra las cuerdas a nuestra sociedad bastante inmoralizada y desmoralizada. En todo lo cual no falta razón: se ha perdido el rumbo de muchas cosas, se han abandonado impunemente muchos principios básicos, se han destruido tantos valores que no eran negociables, se ha deshumanizado tanto nuestra humanidad.
Pero caben dos salidas: caer tanto en pesimismos deprimentes (todo es malo, "y cualquier tiempo pasado fue mejor" que decía el poeta en su elegía) como en optimismos irresponsables (lo importante es cambiar, arrasar, que no quede nada de lo anterior), o más bien, tener una mirada serena sobre el mundo, sobre la vida, sobre el dolor, sobre el amor, sobre tantas cosas que no van, y empezar a arreglarlas en uno mismo. El mundo nuevo, la tierra nueva, empieza por mi casa, por mi propio corazón. Empecemos por lo poco, por lo pequeño, por lo cotidiano, por lo nuestro. No es el gobierno de turno, ni los organismos mundiales de vanguardia, ni el vaticano, ni los banqueros, ni los periodistas, ni los sindicatos... quienes tienen que dar el pistoletazo de salida. El mundo nuevo empieza más cerca de mí, en mis actitudes, en mis opciones, en mi modo de escuchar, de atender, de proponer, de vivir.
La llamada de Jesús es clara: no podemos tener dos patrones, dos amos. O nos adherimos al diseño de Dios, a su proyecto de humanidad, de civilización del Amor, o nos apuntamos a la barbarie en la que termina siempre toda pretensión que censura algún aspecto del corazón del hombre. Sin Dios, sin este "amo" tan especial que nos hace libres, es muy difícil hacer un mundo que sepa a justicia, a limpieza, a paz, a respeto, a libertad, a felicidad. Metamos al Señor en nuestras cosas y en nuestras casas, sin fanatismos pero sin complejos. Porque sólo quien ama de verdad a Dios llega a no despreciar al hombre hermano.
Por monseñor Jesús Sanz Montes, ofm
Jesús contó también esto a sus discípulos: "Había un hombre rico que tenía un mayordomo; y fueron a decirle que este le estaba malgastando sus bienes. El amo lo llamó y le dijo: ¿Qué es esto que me dicen de tí? Dame cuenta de tu trabajo, porque ya no puedes seguir siendo mi mayordomo. El mayordomo se puso a pensar: ¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me deja sin trabajo? No tengo fuerzas para trabajar la tierra, y me da vergüenza pedir limosna. Ya sé lo que voy a hacer, para tener quienes me reciban en sus casas cuando me quede sin trabajo. Llamó entonces uno por uno a los que le debían algo a su amo. Al primero le preguntó: ¿Cuánto le debes a mi amo? Le contestó: Le debo cien barriles de aceite. El mayordomo le dijo: Aquí está tu vale; siéntate en seguida y haz otro por cincuenta solamente. Después preguntó a otro: Y tú, ¿cuánto le debes? Este le contestó: cien medidas de trigo. Le dijo: Aquí está tu vale; haz otro por ochenta solamente. El amo reconoció que el mal mayordomo había sido listo en su manera de hacer las cosas. Y es que cuando se trata de sus propios negocios, los que pertenecen al mundo son más listos que los que pertenecen a la luz.
Les aconsejo que usen las falsas riquezas de este mundo para ganarse amigos, para que cuando las riquezas se acaben, haya quien los reciba a ustedes en las viviendas eternas.
El que se porta honradamente en lo poco, también se porta honradamente en lo mucho; y el que no tiene honradez en lo poco, tampoco la tiene en lo mucho. De manera que, si con las falsas riquezas de este mundo ustedes no se portan honradamente, ¿quién les confiará las verdaderas riquezas? Y si no se portan honradamente con lo ajeno, ¿quién les dará lo que les pertenece?
Ningún sirviente puede servir a dos amos; porque odiará a uno y querrá al otro, o será fiel a uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y a las riquezas."
Aparentemente Jesús ensalza la habilidad de un administrador infiel. Pero hay que ser cautos y afinar en aquello que viene ensalzado: no es la infidelidad, la corrupción, sino la habilidad, la astucia de aquel administrador avispado. El que es fiel en lo poco, lo será también en lo mucho. Que viene a decir: todo aquello que te gustaría cambiar de un mundo demasiado cruel, empieza por cambiarlo en tu propia casa, en tu corazón.
Y en verdad, ¿quién no se ha quejado alguna vez de cómo va nuestro mundo a tantos niveles? La política, la economía, la paz, la justicia, la familia, los ancianos, los jóvenes, y un largo etcétera en donde ponemos contra las cuerdas a nuestra sociedad bastante inmoralizada y desmoralizada. En todo lo cual no falta razón: se ha perdido el rumbo de muchas cosas, se han abandonado impunemente muchos principios básicos, se han destruido tantos valores que no eran negociables, se ha deshumanizado tanto nuestra humanidad.
Pero caben dos salidas: caer tanto en pesimismos deprimentes (todo es malo, "y cualquier tiempo pasado fue mejor" que decía el poeta en su elegía) como en optimismos irresponsables (lo importante es cambiar, arrasar, que no quede nada de lo anterior), o más bien, tener una mirada serena sobre el mundo, sobre la vida, sobre el dolor, sobre el amor, sobre tantas cosas que no van, y empezar a arreglarlas en uno mismo. El mundo nuevo, la tierra nueva, empieza por mi casa, por mi propio corazón. Empecemos por lo poco, por lo pequeño, por lo cotidiano, por lo nuestro. No es el gobierno de turno, ni los organismos mundiales de vanguardia, ni el vaticano, ni los banqueros, ni los periodistas, ni los sindicatos... quienes tienen que dar el pistoletazo de salida. El mundo nuevo empieza más cerca de mí, en mis actitudes, en mis opciones, en mi modo de escuchar, de atender, de proponer, de vivir.
La llamada de Jesús es clara: no podemos tener dos patrones, dos amos. O nos adherimos al diseño de Dios, a su proyecto de humanidad, de civilización del Amor, o nos apuntamos a la barbarie en la que termina siempre toda pretensión que censura algún aspecto del corazón del hombre. Sin Dios, sin este "amo" tan especial que nos hace libres, es muy difícil hacer un mundo que sepa a justicia, a limpieza, a paz, a respeto, a libertad, a felicidad. Metamos al Señor en nuestras cosas y en nuestras casas, sin fanatismos pero sin complejos. Porque sólo quien ama de verdad a Dios llega a no despreciar al hombre hermano.
Por monseñor Jesús Sanz Montes, ofm
miércoles, 15 de septiembre de 2010
Manos Unidas obtiene el premio Príncipe de Asturias de la Concordia
La Organización No Gubernamental católica Manos Unidas ha sido distinguida este miércoles con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, tras imponerse a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y a la dirigente de la oposición democrática birmana Daw Aung San Suu Kyi. El fallo del galardón, octavo y último de los que otorga anualmente la Fundación, se ha hecho público este mediodía en el Hotel de la Reconquista de Oviedo.
A lo largo de 50 años, Manos Unidas ha desarrollado una importante labor humanitaria y social, de acción contra el hambre y el subdesarrollo, y ha favorecido el acceso a la educación y a la sanidad a millones de personas en todo el mundo, mejorando con ello sus condiciones de vida.
Esta candidatura ha sido propuesta por Juan Antonio Martínez Camino, secretario general de la Conferencia Episcopal Española. Entre los más de 6.300 apoyos recibidos se encuentran los de los Premios Príncipe de Asturias Teresa Berganza, el padre Ángel García, Eduardo García de Enterría, Somaly Mam, Miguel Induráin y Federico García Moliner; así como de misioneros, obispos y superiores de comunidades religiosas de todo el mundo.
Manos Unidas es una organización no gubernamental católica que se dedica a la lucha contra el subdesarrollo, la enfermedad, la opresión, la falta de instrucción y el hambre, que surgió de la primera campaña contra el hambre en España, organizada por un grupo de mujeres de Acción Católica Española en 1960, en respuesta a una llamada de la FAO a escala mundial. Además, Manos Unidas trata de impulsar un desarrollo humano y sostenible, acercando recursos financieros a aquellos grupos que lo solicitan y que, debido al desigual reparto de la riqueza, viven en condiciones infrahumanas.
El máximo órgano de gobierno es la Asamblea General de Delegadas, presidida por Myriam García Abrisqueta. También cuenta con una Comisión Permanente y un Equipo Directivo Nacional. 71 delegaciones, más de 4.500 voluntarios, en su mayoría mujeres, y 86.701 socios y colaboradores que mantienen viva la organización.
Los objetivos fundamentales de Manos Unidas son la financiación de proyectos en los países más castigados por la pobreza y la educación para el desarrollo. Manos Unidas no desarrolla proyectos propios, sino que financia aquellos que ofrecen garantías, dándoles el impulso inicial a las organizaciones locales.
Hasta la fecha ha sufragado alrededor de 25.000 proyectos en más de 64 países de Asia, África, América y Oceanía. Los proyectos pueden ser de tipo agrícola, social, cultural-educativo, sanitario y de promoción de la mujer. En 2008 Manos Unidas trabajó en el 5º Objetivo del Milenio, cuya meta es reducir la mortalidad materna. En 2009 se celebró en Sevilla el Foro 50 aniversario de Manos Unidas, bajo el lema "Combatir el hambre, proyecto de todos". Durante el año 2009 se asumieron un total de 692 nuevos proyectos en 52 países.
Manos Unidas intenta además promover cambios hacia un orden mundial más justo y solidario. Su financiación procede mayoritariamente de fuentes privadas (77,7%) y públicas (22,3%). En 2008 recaudó 53.650.997 euros, de los que destinó el 91,7 por ciento a sus fines.
Como miembro fundador de CONGDE (Coordinadora de ONGD de España) y como miembro de CIDSE (Cooperación Internacional para el Desarrollo y la Solidaridad), está integrada dentro de las más de 1.600 organizaciones europeas que conforman CONCORD (Confederación para la cooperación de ONG para la Ayuda y el Desarrollo), agrupadas en torno a 18 redes internacionales y 21 coordinadoras o redes nacionales. Además forma parte de la Fundación Sur y del Pacto Global contra la Pobreza. También ha estado presente en otros foros y encuentros de ámbito internacional especialmente los relacionados con la deuda externa de los países del Sur, participando en reuniones con el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
Manos Unidas está en posesión, entre otros, del Premio a la Mejor Labor Humanitaria (1998), el Premio del Festival de Publicidad de Nueva York (1999), el Premio Sol de Plata del Festival de San Sebastián (1999), el Premio Ondas (Publicidad Nacional 2000), el Premio "Valores Humanos" de la Fundación Científica Caja Rural de Zamora (2001) y el Premio Internacional pro Derechos Humanos de la Fundación Jaime Brunet (2004). En 2009 Manos Unidas fue recibida por SS. Benedicto XVI.
A lo largo de 50 años, Manos Unidas ha desarrollado una importante labor humanitaria y social, de acción contra el hambre y el subdesarrollo, y ha favorecido el acceso a la educación y a la sanidad a millones de personas en todo el mundo, mejorando con ello sus condiciones de vida.
Esta candidatura ha sido propuesta por Juan Antonio Martínez Camino, secretario general de la Conferencia Episcopal Española. Entre los más de 6.300 apoyos recibidos se encuentran los de los Premios Príncipe de Asturias Teresa Berganza, el padre Ángel García, Eduardo García de Enterría, Somaly Mam, Miguel Induráin y Federico García Moliner; así como de misioneros, obispos y superiores de comunidades religiosas de todo el mundo.
Manos Unidas es una organización no gubernamental católica que se dedica a la lucha contra el subdesarrollo, la enfermedad, la opresión, la falta de instrucción y el hambre, que surgió de la primera campaña contra el hambre en España, organizada por un grupo de mujeres de Acción Católica Española en 1960, en respuesta a una llamada de la FAO a escala mundial. Además, Manos Unidas trata de impulsar un desarrollo humano y sostenible, acercando recursos financieros a aquellos grupos que lo solicitan y que, debido al desigual reparto de la riqueza, viven en condiciones infrahumanas.
El máximo órgano de gobierno es la Asamblea General de Delegadas, presidida por Myriam García Abrisqueta. También cuenta con una Comisión Permanente y un Equipo Directivo Nacional. 71 delegaciones, más de 4.500 voluntarios, en su mayoría mujeres, y 86.701 socios y colaboradores que mantienen viva la organización.
Los objetivos fundamentales de Manos Unidas son la financiación de proyectos en los países más castigados por la pobreza y la educación para el desarrollo. Manos Unidas no desarrolla proyectos propios, sino que financia aquellos que ofrecen garantías, dándoles el impulso inicial a las organizaciones locales.
Hasta la fecha ha sufragado alrededor de 25.000 proyectos en más de 64 países de Asia, África, América y Oceanía. Los proyectos pueden ser de tipo agrícola, social, cultural-educativo, sanitario y de promoción de la mujer. En 2008 Manos Unidas trabajó en el 5º Objetivo del Milenio, cuya meta es reducir la mortalidad materna. En 2009 se celebró en Sevilla el Foro 50 aniversario de Manos Unidas, bajo el lema "Combatir el hambre, proyecto de todos". Durante el año 2009 se asumieron un total de 692 nuevos proyectos en 52 países.
Manos Unidas intenta además promover cambios hacia un orden mundial más justo y solidario. Su financiación procede mayoritariamente de fuentes privadas (77,7%) y públicas (22,3%). En 2008 recaudó 53.650.997 euros, de los que destinó el 91,7 por ciento a sus fines.
Como miembro fundador de CONGDE (Coordinadora de ONGD de España) y como miembro de CIDSE (Cooperación Internacional para el Desarrollo y la Solidaridad), está integrada dentro de las más de 1.600 organizaciones europeas que conforman CONCORD (Confederación para la cooperación de ONG para la Ayuda y el Desarrollo), agrupadas en torno a 18 redes internacionales y 21 coordinadoras o redes nacionales. Además forma parte de la Fundación Sur y del Pacto Global contra la Pobreza. También ha estado presente en otros foros y encuentros de ámbito internacional especialmente los relacionados con la deuda externa de los países del Sur, participando en reuniones con el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
Manos Unidas está en posesión, entre otros, del Premio a la Mejor Labor Humanitaria (1998), el Premio del Festival de Publicidad de Nueva York (1999), el Premio Sol de Plata del Festival de San Sebastián (1999), el Premio Ondas (Publicidad Nacional 2000), el Premio "Valores Humanos" de la Fundación Científica Caja Rural de Zamora (2001) y el Premio Internacional pro Derechos Humanos de la Fundación Jaime Brunet (2004). En 2009 Manos Unidas fue recibida por SS. Benedicto XVI.
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jueves, 9 de septiembre de 2010
¿Es usted un pródigo?
Domingo XXIVdel tiempo ordinario (Lucas 15, 1-32)
Todos los que cobraban impuestos para Roma y otra gente de mala fama se acercaban a Jesús, para oirlo. Los fariseos y los maestros de la ley lo criticaban por esto, diciendo:
- «Éste recibe a los pecadores y come con ellos.»
Entonces Jesús les dijo esta parábola: "Quién de ustedes si tiene cien ovejas pierde una de ellas, no deja las otras noventa y nueve en el campo y va en busca de la oveja perdida, hasta encontrarla? Y, cuando la encuentra, contento la pone sobre sus hombros, y al llegar a casa junta a sus amigos y vecinos, y les dice: "Alégrense conmigo porque ya encontré la oveja que se me había perdido". Les digo que así también hay más alegría en el cielo por un pecador que se convierte que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.
O bien, ¿qué mujer que tiene diez monedas y pierde una de ellas, no enciende una lámpara y barre la casa buscando con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, y les dice: Alégrense conmigo porque ya encontré la moneda que había perdido." Les digo que así también hay más alegría entre los ángeles de Dios por un pecador que se convierte.
Jesús contó esto también: "Un hombre tenía dos hijos, y el más joven le dijo a su padre:
"Padre, dame la parte de la herencia que me toca." Entonces el padre repartió los bienes entre ellos. Pocos días después el hijo menor vendió su parte de la propiedad, y con ese dinero se fue lejos, a otro país, donde todo lo derrochó llevando una vida desenfrenada. Pero cuando ya se lo había gastado todo, hubo una gran escasez de comida en aquel país, y él comenzó a pasar hambre. Fue a pedir trabajo a un hombre del lugar, que lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Y tenía ganas de llenarse con las algarrobas que comían los cerdos; pero nadie se las daba. Al fin se puso a pensar: "Cuántos trabajadores en la casa de mi padre tienen comida de sobra, mientras yo aquí me muero de hambre. Regresaré a casa de mi padre, y le diré: Padre mío, he pecado contra Dios y contra ti; ya no merezco llamarme tu hijo; trátame como a uno de tus trabajadores." Así se puso en camino y regresó a la casa de su padre.
Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y sintió compasión de él. Corrió a su encuantro y lo recibió con abrazos y besos. El hijo le dijo: "Padre mío, he pecado contra Dios y contra ti; ya no merezco llamarme tu hijo." Pero el padre ordenó a sus criados: "Saquen pronto la mejor ropa y vístanlo, pónganle también un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el becerro más gordo y mátenlo. ¡Vamos a celebrar esto con ! porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a vivir; se había perdido y lo hemos encontrado." Comenzaron la fiesta.
Entre tanto, el hijo mayor estaba en el campo. Cuando regresó y llegó cerca de la casa, oyó la música y el baile. Entonces llamó a uno de los criados y le preguntó qué pasaba.
El criado le dijo: Es que su hermano ha vuelto; y su padre ha mandado a matar el becerro más gordo, porque lo recobró sano y salvo. Pero tanto se enojó el hernmano mayor , que no quería entrar; así que su padre tuvo que salir a rogarle que lo hiciera. Le dijo a su padre: "Tú sabes cuántos años te he servido, sin desobedecerte nunca, y jamás has dado ni siquiera un cabrito para tener una comida con mis amigos. En cambio, ahora llega este hijo tuyo que ha malgastado tu dinero con prostitutas, y matas para él el becerro más gordo."
El padre le contestó: "Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo que tengo es tuyo. Pero había que celebrar esto con un banquete y alegrarnos, porque tu hermano que estaba muerto, ha vuelto a vivir; se había perdido y lo hemos encontrado."»
Estamos ante una de las páginas evangélicas más sobrecogedoras, en las que como decía Charles Péguy, Dios parece que ha perdido la vergüenza. Ante la pregunta sobre la misericordia, Jesús describe una parábola, que simbólicamente representa a los dos tipos de personas que estarán en torno a su vida: los publicanos y pecadores por un lado, y los fariseos y letrados por otro. Pero el protagonismo no re cae en los hijos ni en sus representados, sino en el padre y en su misericordia.
Publicanos y pecadores (el hijo menor): Este hijo siempre había sido medidor de su destino: decidirá marcharse y regresar, haciendo para ambos momentos un discurso ante su padre. Sorprende la actitud del padre descrita con intensidad por una lista de verbos que desarman los discursos de su hijo, y que indican la tensión de su corazón entrañable: "cuando estaba lejos, su padre lo vio; y echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo" (Lc 15,20). Es el proceso-relato de la misericordia. Y el error de aquel hijo menor, que le condujo a la fuga hacia los espejismos de una falsa felicidad y de una esclavizante independencia, será transformado por el padre en gozo y encuentro, en alegría inesperada e inmerecida. La última palabra dicha por ese padre, que es la que queda sobre todas las penúltimas dichas por el hijo, es el triunfo de la misericordia y la gracia.
Fariseos y letrados (el hijo mayor). Triste es la actitud de este otro hijo, aparentemente cumplidor, sin escándalos... pero resentido y vacío. No pecó como su hermano, pero no fue por amor al padre, sino a sí mismo, a su imagen, a su fama. Cuando la fidelidad no produce felicidad, es señal de que no se es fiel por amor sino por interés. El se había quedado con su padre, pero había puesto un precio a su gesto, que le impedía quedarse como hijo. Teniéndolo todo, se quejaba de la falta de un cabrito. Quien vive calculando, no puede entender, ni siquiera ver, lo que se le ofrece gratuitamente, en una cantidad y calidad infinitamente mayor de cuanto se puede esperar.
Acaso cada uno de nosotros seamos una variante de esta parábola, y tengamos parte de la actitud del hijo menor y parte de la del mayor. Lo importante es que en la andanza de nuestra vida podamos tener un encuentro con la misericordia. Hay muchas maneras de vivir lejos del Padre Dios, y muchos modos de des preciar su amor estando junto a Él, porque podemos ser un hijo perdido o un hijo huérfano. La trama de esta parábola es la de nuestra posibilidad de ser perdona dos. El sacramento de la Penitencia es siempre el abrazo de este Padre que viéndonos en todas nuestras lejanías, se nos acerca, nos abraza, nos besa y nos invita a su fiesta. Esta es la revolución de Dios, que de modo desproporcionado y gratuito, con su propia medida, no quiere resignarse a que se pierda uno solo de sus hijos queridos.
Comentario por monseñor Jesús Sanz Montes, ofm
Todos los que cobraban impuestos para Roma y otra gente de mala fama se acercaban a Jesús, para oirlo. Los fariseos y los maestros de la ley lo criticaban por esto, diciendo:
- «Éste recibe a los pecadores y come con ellos.»
Entonces Jesús les dijo esta parábola: "Quién de ustedes si tiene cien ovejas pierde una de ellas, no deja las otras noventa y nueve en el campo y va en busca de la oveja perdida, hasta encontrarla? Y, cuando la encuentra, contento la pone sobre sus hombros, y al llegar a casa junta a sus amigos y vecinos, y les dice: "Alégrense conmigo porque ya encontré la oveja que se me había perdido". Les digo que así también hay más alegría en el cielo por un pecador que se convierte que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.
O bien, ¿qué mujer que tiene diez monedas y pierde una de ellas, no enciende una lámpara y barre la casa buscando con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, y les dice: Alégrense conmigo porque ya encontré la moneda que había perdido." Les digo que así también hay más alegría entre los ángeles de Dios por un pecador que se convierte.
Jesús contó esto también: "Un hombre tenía dos hijos, y el más joven le dijo a su padre:
"Padre, dame la parte de la herencia que me toca." Entonces el padre repartió los bienes entre ellos. Pocos días después el hijo menor vendió su parte de la propiedad, y con ese dinero se fue lejos, a otro país, donde todo lo derrochó llevando una vida desenfrenada. Pero cuando ya se lo había gastado todo, hubo una gran escasez de comida en aquel país, y él comenzó a pasar hambre. Fue a pedir trabajo a un hombre del lugar, que lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Y tenía ganas de llenarse con las algarrobas que comían los cerdos; pero nadie se las daba. Al fin se puso a pensar: "Cuántos trabajadores en la casa de mi padre tienen comida de sobra, mientras yo aquí me muero de hambre. Regresaré a casa de mi padre, y le diré: Padre mío, he pecado contra Dios y contra ti; ya no merezco llamarme tu hijo; trátame como a uno de tus trabajadores." Así se puso en camino y regresó a la casa de su padre.
Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y sintió compasión de él. Corrió a su encuantro y lo recibió con abrazos y besos. El hijo le dijo: "Padre mío, he pecado contra Dios y contra ti; ya no merezco llamarme tu hijo." Pero el padre ordenó a sus criados: "Saquen pronto la mejor ropa y vístanlo, pónganle también un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el becerro más gordo y mátenlo. ¡Vamos a celebrar esto con ! porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a vivir; se había perdido y lo hemos encontrado." Comenzaron la fiesta.
Entre tanto, el hijo mayor estaba en el campo. Cuando regresó y llegó cerca de la casa, oyó la música y el baile. Entonces llamó a uno de los criados y le preguntó qué pasaba.
El criado le dijo: Es que su hermano ha vuelto; y su padre ha mandado a matar el becerro más gordo, porque lo recobró sano y salvo. Pero tanto se enojó el hernmano mayor , que no quería entrar; así que su padre tuvo que salir a rogarle que lo hiciera. Le dijo a su padre: "Tú sabes cuántos años te he servido, sin desobedecerte nunca, y jamás has dado ni siquiera un cabrito para tener una comida con mis amigos. En cambio, ahora llega este hijo tuyo que ha malgastado tu dinero con prostitutas, y matas para él el becerro más gordo."
El padre le contestó: "Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo que tengo es tuyo. Pero había que celebrar esto con un banquete y alegrarnos, porque tu hermano que estaba muerto, ha vuelto a vivir; se había perdido y lo hemos encontrado."»
Estamos ante una de las páginas evangélicas más sobrecogedoras, en las que como decía Charles Péguy, Dios parece que ha perdido la vergüenza. Ante la pregunta sobre la misericordia, Jesús describe una parábola, que simbólicamente representa a los dos tipos de personas que estarán en torno a su vida: los publicanos y pecadores por un lado, y los fariseos y letrados por otro. Pero el protagonismo no re cae en los hijos ni en sus representados, sino en el padre y en su misericordia.
Publicanos y pecadores (el hijo menor): Este hijo siempre había sido medidor de su destino: decidirá marcharse y regresar, haciendo para ambos momentos un discurso ante su padre. Sorprende la actitud del padre descrita con intensidad por una lista de verbos que desarman los discursos de su hijo, y que indican la tensión de su corazón entrañable: "cuando estaba lejos, su padre lo vio; y echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo" (Lc 15,20). Es el proceso-relato de la misericordia. Y el error de aquel hijo menor, que le condujo a la fuga hacia los espejismos de una falsa felicidad y de una esclavizante independencia, será transformado por el padre en gozo y encuentro, en alegría inesperada e inmerecida. La última palabra dicha por ese padre, que es la que queda sobre todas las penúltimas dichas por el hijo, es el triunfo de la misericordia y la gracia.
Fariseos y letrados (el hijo mayor). Triste es la actitud de este otro hijo, aparentemente cumplidor, sin escándalos... pero resentido y vacío. No pecó como su hermano, pero no fue por amor al padre, sino a sí mismo, a su imagen, a su fama. Cuando la fidelidad no produce felicidad, es señal de que no se es fiel por amor sino por interés. El se había quedado con su padre, pero había puesto un precio a su gesto, que le impedía quedarse como hijo. Teniéndolo todo, se quejaba de la falta de un cabrito. Quien vive calculando, no puede entender, ni siquiera ver, lo que se le ofrece gratuitamente, en una cantidad y calidad infinitamente mayor de cuanto se puede esperar.
Acaso cada uno de nosotros seamos una variante de esta parábola, y tengamos parte de la actitud del hijo menor y parte de la del mayor. Lo importante es que en la andanza de nuestra vida podamos tener un encuentro con la misericordia. Hay muchas maneras de vivir lejos del Padre Dios, y muchos modos de des preciar su amor estando junto a Él, porque podemos ser un hijo perdido o un hijo huérfano. La trama de esta parábola es la de nuestra posibilidad de ser perdona dos. El sacramento de la Penitencia es siempre el abrazo de este Padre que viéndonos en todas nuestras lejanías, se nos acerca, nos abraza, nos besa y nos invita a su fiesta. Esta es la revolución de Dios, que de modo desproporcionado y gratuito, con su propia medida, no quiere resignarse a que se pierda uno solo de sus hijos queridos.
Comentario por monseñor Jesús Sanz Montes, ofm
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miércoles, 8 de septiembre de 2010
La Iglesia necesita hoy mujeres santas, asegura Benedicto XVI
Benedicto XVI afirmó este miércoles 8 de septiembre de 2010 que la Iglesia necesita en estos momentos mujeres santas, así como la contribución de teólogas, al recordar la figura de santa Hildegarda de Bingen, mística, teóloga, y música alemana de la Edad Media, nacida en Bermersheim en el valle del Rin, el año 1098, en el seno de una familia noble alemana.
Continuando en la audiencia general por segunda semana consecutiva con el recuerdo de esa mujer excepcional, que se convirtió en consejera espiritual de los grandes de su época y de comunidades religiosas, el pontífice alentó a las teólogas a ofrecer a la Iglesia la contribución propia de su sensibilidad.
"Invoquemos siempre al Espíritu Santo para que suscite en la Iglesia mujeres santas y valientes, como santa Hildegarda de Bingen, que apreciando los dones recibidos de Dios, aporten su preciosa y peculiar contribución para el crecimiento espiritual de nuestras comunidades y de la Iglesia en nuestro tiempo", deseó el pontífice en el encuentro con miles de peregrinos congregados en el Aula Pablo VI. En el segundo episodio de una nueva serie de catequesis que ofrecerá sobre grandes mujeres de la historia de la Iglesia, el Santo Padre hizo un repaso de las visiones místicas de esa abadesa y escritora, fallecida en 1179.
Reliquias de Hildegarda de Bingen en la Iglesia de Eibingen
"Con los rasgos característicos de la sensibilidad femenina, Hildegarda, en la parte central de su obra, desarrolla el tema del matrimonio místico entre Dios y la humanidad realizado en la Encarnación. En el árbol de la Cruz se realizan las bodas del Hijo de Dios con la Iglesia, su esposa, llena de gracias y que ha recibido la gracia de ser capaz de dar a Dios nuevos hijos, en el amor del Espíritu Santo", evocó.
"Vemos ya cómo también la teología puede recibir una contribución peculiar de las mujeres, porque son capaces de hablar de Dios y de los misterios de la fe con su inteligencia y sensibilidad propias", aseguró el Papa teólogo. Y añadió: "Aliento por este motivo a todas aquellas que desempeñan este servicio a realizarlo con profundo espíritu eclesial, alimentando la propia reflexión con la oración y teniendo en cuenta la gran riqueza, aún en parte inexplorada, de la tradición mística medieval, sobre todo la representada por modelos luminosos, como Hildegarda de Bingen".
Por último, el Papa recordó la labor de Hildegarda ante la corriente herética de los cátaros, su nombre quería decir "puros", que "propugnaban una reforma radical de la Iglesia, sobre todo para combatir los abusos del clero". "Ella les reprendió con fuerza por querer subvertir la naturaleza misma de la Iglesia, recordándoles que una verdadera renovación de la comunidad eclesial no se consigue tanto con el cambio de las estructuras, como con un sincero espíritu de penitencia y un camino de conversión. Este es un mensaje que nunca debemos olvidar", remachó.
Continuando en la audiencia general por segunda semana consecutiva con el recuerdo de esa mujer excepcional, que se convirtió en consejera espiritual de los grandes de su época y de comunidades religiosas, el pontífice alentó a las teólogas a ofrecer a la Iglesia la contribución propia de su sensibilidad.
"Invoquemos siempre al Espíritu Santo para que suscite en la Iglesia mujeres santas y valientes, como santa Hildegarda de Bingen, que apreciando los dones recibidos de Dios, aporten su preciosa y peculiar contribución para el crecimiento espiritual de nuestras comunidades y de la Iglesia en nuestro tiempo", deseó el pontífice en el encuentro con miles de peregrinos congregados en el Aula Pablo VI. En el segundo episodio de una nueva serie de catequesis que ofrecerá sobre grandes mujeres de la historia de la Iglesia, el Santo Padre hizo un repaso de las visiones místicas de esa abadesa y escritora, fallecida en 1179.
Reliquias de Hildegarda de Bingen en la Iglesia de Eibingen
"Con los rasgos característicos de la sensibilidad femenina, Hildegarda, en la parte central de su obra, desarrolla el tema del matrimonio místico entre Dios y la humanidad realizado en la Encarnación. En el árbol de la Cruz se realizan las bodas del Hijo de Dios con la Iglesia, su esposa, llena de gracias y que ha recibido la gracia de ser capaz de dar a Dios nuevos hijos, en el amor del Espíritu Santo", evocó.
"Vemos ya cómo también la teología puede recibir una contribución peculiar de las mujeres, porque son capaces de hablar de Dios y de los misterios de la fe con su inteligencia y sensibilidad propias", aseguró el Papa teólogo. Y añadió: "Aliento por este motivo a todas aquellas que desempeñan este servicio a realizarlo con profundo espíritu eclesial, alimentando la propia reflexión con la oración y teniendo en cuenta la gran riqueza, aún en parte inexplorada, de la tradición mística medieval, sobre todo la representada por modelos luminosos, como Hildegarda de Bingen".
Por último, el Papa recordó la labor de Hildegarda ante la corriente herética de los cátaros, su nombre quería decir "puros", que "propugnaban una reforma radical de la Iglesia, sobre todo para combatir los abusos del clero". "Ella les reprendió con fuerza por querer subvertir la naturaleza misma de la Iglesia, recordándoles que una verdadera renovación de la comunidad eclesial no se consigue tanto con el cambio de las estructuras, como con un sincero espíritu de penitencia y un camino de conversión. Este es un mensaje que nunca debemos olvidar", remachó.
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Santa Hildegarda de Bingen
martes, 7 de septiembre de 2010
Inaugurada la primera universidad católica reconocida en Suecia desde 1477
La primera universidad católica reconocida en Suecia desde el año 1477, el Instituto Newman, fue inaugurada este sábado en Uppsala. Benedicto XVI envió un mensaje para la ocasión, firmado por el secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone, que se leyó durante el acto inaugural, informó L'Osservatore Romano en su edición de este martes.
El Papa auspició "que todos lo que enseñen, estudien e investiguen en esta nueva universidad que lleva el nombre del venerable John Henry Newman, guiados por la dulce luz del Espíritu Santo, se dediquen con corazón y mente plenos y abiertos a la búsqueda de la sabiduría divina y humana". Recordando la universidad de Uppsala, fundada por Sixto IV en 1477, auguró que "pueda la ilustre tradición del estudio, la búsqueda desinteresada de conocimiento en todos los ámbitos y un fuerte compromiso, tanto con la razón divina como con la humana, caracterizar este nuevo centro de excelencia católica".
Fundado por los jesuitas en 2001, el Newmaninstitutet fue reconocido oficialmente por el Gobierno sueco el pasado 8 de abril. Al día siguiente, el obispo Anders Arborelius bendijo solemnemente el edificio, informa la web de la nueva universidad. El prepósito general de la Compañía de Jesús, el padre Adolfo Nicolás, presidió una misa el sábado por la mañana en la iglesia parroquial de San Lorenzo, en Uppsala.
En la homilía, explicó que la nueva universidad quiere ofrecer caminos para "aprender a vivir mejor". Consideró la entrada del pensamiento católico en la educación pública como un signo de efectiva apertura a la pluralidad. Y destacó que la libertad de conciencia se consigue a través de la búsqueda de la verdad. "Newman -explicó- fue fiel a su conciencia, lo cual siempre es difícil". "También nosotros debemos luchar contra el sentido común, el espíritu del tiempo, que no siempre significa buen sentido, sino prejuicios e ideas preconcebidas", dijo.
El padre Nicolás señaló que el cardenal Newman tuvo la conciencia de salir del "buen sentido" y de ser fiel a su misión, buscando algo más profundo, "y esto trae dificultades". El superior general de la Compañía de Jesús también habló de la espiritualidad ignaciana, destacando que "todos los esfuerzos humanos intentan resolver la crisis de la elección entre el bien y el mal, entre la vida y la muerte". "Para los jesuitas hay una palabra mágica: magis, más -explicó-, es decir, cavar profundo, entender la cuestión que está tras la cuestión, buscar algo todavía más profundo".
Finalmente, invitó a rezar "para que el Instituto Newman sea un lugar de libertad para una búsqueda más satisfactoria del sentido común, y que su contribución a la educación sea total, no sólo para la mente sino para el corazón, recuperando la mejor tradición filosófica de educar el corazón". "Platón diría: el objetivo de la filosofía es ayudar a vivir -concluyó-. Queremos que el Instituto contribuya a hacer vivir al pueblo sueco con alegría, apertura y verdad".
El diario vaticano calificó la inauguración de esta universidad como "el evento más significativo de la Iglesia católica sueca desde que la Reforma la excluyó de la vida pública". "Las de Filosofía y Teología son las facultades principales de esta universidad, donde también tienen cabida el arte y la cultura escandinava y europea con una amplitud de miras sobre la realidad de la sociedad sueca", explicó L'Osservatore Romano. Y destacó que el Instituto Newman "es el fruto más maduro del compromiso que los jesuitas, durante décadas, han prodigado en la vida sueca a través de la universidad y es el inicio de un pacto entre la sociedad secularizada del norte de Europa y la cultura católica".
El Papa auspició "que todos lo que enseñen, estudien e investiguen en esta nueva universidad que lleva el nombre del venerable John Henry Newman, guiados por la dulce luz del Espíritu Santo, se dediquen con corazón y mente plenos y abiertos a la búsqueda de la sabiduría divina y humana". Recordando la universidad de Uppsala, fundada por Sixto IV en 1477, auguró que "pueda la ilustre tradición del estudio, la búsqueda desinteresada de conocimiento en todos los ámbitos y un fuerte compromiso, tanto con la razón divina como con la humana, caracterizar este nuevo centro de excelencia católica".
Fundado por los jesuitas en 2001, el Newmaninstitutet fue reconocido oficialmente por el Gobierno sueco el pasado 8 de abril. Al día siguiente, el obispo Anders Arborelius bendijo solemnemente el edificio, informa la web de la nueva universidad. El prepósito general de la Compañía de Jesús, el padre Adolfo Nicolás, presidió una misa el sábado por la mañana en la iglesia parroquial de San Lorenzo, en Uppsala.
En la homilía, explicó que la nueva universidad quiere ofrecer caminos para "aprender a vivir mejor". Consideró la entrada del pensamiento católico en la educación pública como un signo de efectiva apertura a la pluralidad. Y destacó que la libertad de conciencia se consigue a través de la búsqueda de la verdad. "Newman -explicó- fue fiel a su conciencia, lo cual siempre es difícil". "También nosotros debemos luchar contra el sentido común, el espíritu del tiempo, que no siempre significa buen sentido, sino prejuicios e ideas preconcebidas", dijo.
El padre Nicolás señaló que el cardenal Newman tuvo la conciencia de salir del "buen sentido" y de ser fiel a su misión, buscando algo más profundo, "y esto trae dificultades". El superior general de la Compañía de Jesús también habló de la espiritualidad ignaciana, destacando que "todos los esfuerzos humanos intentan resolver la crisis de la elección entre el bien y el mal, entre la vida y la muerte". "Para los jesuitas hay una palabra mágica: magis, más -explicó-, es decir, cavar profundo, entender la cuestión que está tras la cuestión, buscar algo todavía más profundo".
Finalmente, invitó a rezar "para que el Instituto Newman sea un lugar de libertad para una búsqueda más satisfactoria del sentido común, y que su contribución a la educación sea total, no sólo para la mente sino para el corazón, recuperando la mejor tradición filosófica de educar el corazón". "Platón diría: el objetivo de la filosofía es ayudar a vivir -concluyó-. Queremos que el Instituto contribuya a hacer vivir al pueblo sueco con alegría, apertura y verdad".
El diario vaticano calificó la inauguración de esta universidad como "el evento más significativo de la Iglesia católica sueca desde que la Reforma la excluyó de la vida pública". "Las de Filosofía y Teología son las facultades principales de esta universidad, donde también tienen cabida el arte y la cultura escandinava y europea con una amplitud de miras sobre la realidad de la sociedad sueca", explicó L'Osservatore Romano. Y destacó que el Instituto Newman "es el fruto más maduro del compromiso que los jesuitas, durante décadas, han prodigado en la vida sueca a través de la universidad y es el inicio de un pacto entre la sociedad secularizada del norte de Europa y la cultura católica".
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lunes, 6 de septiembre de 2010
El arzobispo de Oviedo rebate a Hawking
El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, ha rebatido este lunes al astrofísico británico y Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 1989, Stephen Hawking, que en su última obra "The Grand Design" apunta que Dios carece de lugar alguno en las actuales teorías científicas sobre la creación del universo. "Existe Dios y la vida lo sabe", argumentó al respecto Sanz Montes.
Así lo dijo durante la rueda de prensa celebrada en el Arzobispado para presentar el programa de visitas de la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ 2011), y el Icono de María que la acompaña, por la geografía asturiana desde hoy hasta el 12 de septiembre. Sanz Montes remarcó ante los medios de comunicación que "no creer en Dios o afirmar que no existe cuesta creerlo". Por tanto, argumentó que "existe Dios y la vida lo sabe". "Hawking puede ser competente en física, pero en filosofía se extralimita penosamente"
El arzobispo sostiene que "basta tener las antenas bien puestas y la cobertura suficiente para entender que Dios está, emite, tiene algo que decirnos, mucho en lo que acompañarnos, y con su acostumbrada discreción él está presente". "Es el creador del Universo, desde hace mucho tiempo", apuntilló el arzobispo de Oviedo. "Hawking, como cualquier paisano, puede decir la suya --su verdad--, y él la dice, pero tiene que comprender que también otros la pensamos distinta, y además podemos argumentarla", concluyó Sanz Montes.
Así lo dijo durante la rueda de prensa celebrada en el Arzobispado para presentar el programa de visitas de la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ 2011), y el Icono de María que la acompaña, por la geografía asturiana desde hoy hasta el 12 de septiembre. Sanz Montes remarcó ante los medios de comunicación que "no creer en Dios o afirmar que no existe cuesta creerlo". Por tanto, argumentó que "existe Dios y la vida lo sabe". "Hawking puede ser competente en física, pero en filosofía se extralimita penosamente"
El arzobispo sostiene que "basta tener las antenas bien puestas y la cobertura suficiente para entender que Dios está, emite, tiene algo que decirnos, mucho en lo que acompañarnos, y con su acostumbrada discreción él está presente". "Es el creador del Universo, desde hace mucho tiempo", apuntilló el arzobispo de Oviedo. "Hawking, como cualquier paisano, puede decir la suya --su verdad--, y él la dice, pero tiene que comprender que también otros la pensamos distinta, y además podemos argumentarla", concluyó Sanz Montes.
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domingo, 5 de septiembre de 2010
Seguir a Jesús como discípulo
Evangelio del domingo domingo XXIII del tiempo ordinario (Lucas 14, 25-33),
Junto con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo: "Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo. El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. ¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla? No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean se rían de él, diciendo: 'Este comenzó a edificar y no pudo terminar'. ¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil? Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para negociar la paz. De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.
Dice el evangelio que "mucha gente acompañaba a Jesús". El paso del Señor, con sus milagros admirables, con su enseñanza sorprendente, con su persona fascinadora, iba arrancando "seguidores", con toda la carga de entusiasmo y también de ambigüedad. Él criticó el espejismo de una euforia masiva, porque la comprensión de su Mensaje y la adhesión a su Vida no se mide por éxitos estadísticos, sino por la fidelidad del corazón que es completa mente transformado. Sí, había mucha gente que iba tras Jesús, pero no todos por la misma razón. Así, toda una gama de pretensiones ante Jesús: los curiosos de toda movida novedosa, los celantes de toda tradicionalista ortodoxia, los proscritos de todos los foros, los pudientes y satisfechos, los parias y empobrecidos... Él se vuelve y pregunta: y tú, ¿por qué me sigues? El seguimiento cristiano y eclesial de Jesús tiene unos claros identificadores:
Seguir a Jesús posponiendo los afectos, incluso los más sagrados: padres, esposos, hijos, uno mismo. "Post-poner" significa precisamente "poner-después". No reprimir, ni sofocar, ni ignorar, sino situarlos después de Jesús, vivirlos en Él y desde Él. Todo lo amable de la vida, hemos de colocarlo en el Amor que el Señor es y que nos ha revelado. Ante Jesucristo, absolutamente todo lo demás será siempre menos importante.
Seguir a Jesús renunciando a todos los bienes, porque nadie puede servir a dos señores con un corazón partido y dividido; allí donde está el tesoro de una persona, allí es donde ella pone su corazón. Incluso en este nivel meramente humano y administrativo de nuestros asuntos, la primacía de Dios nos humaniza, evita el que fácilmente seamos víctimas, cómplices o gestores de tanta corrupción campeante.
Y por último, seguir a Jesús por su mismo camino, incluso ir con Él siguiéndole hasta la cruz. Ser cireneos no es seguir a un ausente o a un inexistente, arrastrando masoquistamente todos nuestros dolores y pesares o los de los demás. Ser cireneos es caminar con Alguien que es al mismo tiempo camino y caminante. Con todas las consecuencias, hasta el final.
Quien se aventura a seguir a Jesús, aceptando su compañía de Maestro y Señor, comprobará que la vida no se le torna sombría y plomiza después de tanta "post-posición", sino que tendrá una alegría que nadie le podrá quitar. Seguir a Jesús perdiéndolo todo, es la apasionante y paradójica forma de encontrarlo todo, porque Jesús no es rival más que de todo lo que pervierte, idolatra y deshumaniza el corazón. Seguimos a un Dios vivo que ama la vida y nos enseña a vivirla.
Comentario redactado por monseñor Jesús Sanz Montes, ofm, arzobispo de Oviedo.
Junto con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo: "Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo. El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. ¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla? No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean se rían de él, diciendo: 'Este comenzó a edificar y no pudo terminar'. ¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil? Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para negociar la paz. De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.
Dice el evangelio que "mucha gente acompañaba a Jesús". El paso del Señor, con sus milagros admirables, con su enseñanza sorprendente, con su persona fascinadora, iba arrancando "seguidores", con toda la carga de entusiasmo y también de ambigüedad. Él criticó el espejismo de una euforia masiva, porque la comprensión de su Mensaje y la adhesión a su Vida no se mide por éxitos estadísticos, sino por la fidelidad del corazón que es completa mente transformado. Sí, había mucha gente que iba tras Jesús, pero no todos por la misma razón. Así, toda una gama de pretensiones ante Jesús: los curiosos de toda movida novedosa, los celantes de toda tradicionalista ortodoxia, los proscritos de todos los foros, los pudientes y satisfechos, los parias y empobrecidos... Él se vuelve y pregunta: y tú, ¿por qué me sigues? El seguimiento cristiano y eclesial de Jesús tiene unos claros identificadores:
Seguir a Jesús posponiendo los afectos, incluso los más sagrados: padres, esposos, hijos, uno mismo. "Post-poner" significa precisamente "poner-después". No reprimir, ni sofocar, ni ignorar, sino situarlos después de Jesús, vivirlos en Él y desde Él. Todo lo amable de la vida, hemos de colocarlo en el Amor que el Señor es y que nos ha revelado. Ante Jesucristo, absolutamente todo lo demás será siempre menos importante.
Seguir a Jesús renunciando a todos los bienes, porque nadie puede servir a dos señores con un corazón partido y dividido; allí donde está el tesoro de una persona, allí es donde ella pone su corazón. Incluso en este nivel meramente humano y administrativo de nuestros asuntos, la primacía de Dios nos humaniza, evita el que fácilmente seamos víctimas, cómplices o gestores de tanta corrupción campeante.
Y por último, seguir a Jesús por su mismo camino, incluso ir con Él siguiéndole hasta la cruz. Ser cireneos no es seguir a un ausente o a un inexistente, arrastrando masoquistamente todos nuestros dolores y pesares o los de los demás. Ser cireneos es caminar con Alguien que es al mismo tiempo camino y caminante. Con todas las consecuencias, hasta el final.
Quien se aventura a seguir a Jesús, aceptando su compañía de Maestro y Señor, comprobará que la vida no se le torna sombría y plomiza después de tanta "post-posición", sino que tendrá una alegría que nadie le podrá quitar. Seguir a Jesús perdiéndolo todo, es la apasionante y paradójica forma de encontrarlo todo, porque Jesús no es rival más que de todo lo que pervierte, idolatra y deshumaniza el corazón. Seguimos a un Dios vivo que ama la vida y nos enseña a vivirla.
Comentario redactado por monseñor Jesús Sanz Montes, ofm, arzobispo de Oviedo.
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