lunes, 22 de noviembre de 2010

INTRODUCCIÓN GENERAL AL ADVIENTO

• Lo escatológico de las últimas semanas del año litúrgico que hemos finalizado, se ‘de-vuelve’ ahora “como el primer deseo/sueño/esperanza” de la humanidad.

• Alguien es el que “anuncia”. Siempre es así. Siempre es alguien quien anuncia. Entonces fue Juan Bautista. Ahora ... puede ser ‘el evangelizador de nuestro tiempo... Juan Bautista no era lo que será Jesús… ni el tiempo de ellos es nuestro tiempo y cultura. Ni yo soy Jesús pero soy su rostro para muchos,

• Nos preparamos, y más ante la inminencia de la Navidad, para que el Señor acontezca, de nuevo en la ‘real-idad’. Por eso la importancia del tiempo de Adviento y el tiempo que hemos dedicado para prepararnos a la Navidad que cada día se anticipa más por otras razones que las cristianas.

• Compartimos la U-topía del Adviento, en cuanto que de verdad nos llega ante una realidad que se resistió y se resiste y hace gala de empecinamiento en su propio camino. Ya desde la encarnación iniciamos ese nuevo “topos” / “camino” que incide en nuestra historia ‘definitivamente’ y abre la presencia de la Utopia de Dios (Desde el Génesis hasta el Apocalipsis). Con frecuencia la proyectamos hacia el pasado, u origen, de nuestra humanidad, y más que todo la proyectamos hacia el futuro, como nuestro destino final escatológico, en medio de una realidad apocalíptica... que es la que con frecuencia vivimos en la actualidad de cada tiempo... pero no es esa toda la realidad.

• Al ‘en-carnar-nos’ e ‘in-culturar-nos’, como lo hizo Jesús, necesitamos abrir nuestra esperanza a una realidad/’en-sueño’ (utopía) que la observamos en su proceso histórico (en diacronía) y en el personal complejo de cada presente (en sincronía) de cada persona en el cruce del pasado y del presente y un presente que avanza rápido hacia un futuro.

• Sigamos la liturgia y no nos dejemos atropellar por la anticipación de la Navidad sin que nos encontremos con la preparación suficiente para SU venida acontezca. La propuesta que hoy nos venden, traída de otras raíces, como puede ser del así llamado ‘espíritu de la navidad’ y las promovidas por ‘el mercantilismo’. Aun ‘las misas de aguinaldos’... puede ser que tengan otras motivaciones que nos distraen y desenfocan del mejor Adviento. El calendario hoy nos lo establecen los ‘mall’ o ‘centros comerciales’ y también ahora ‘los políticos’ y ‘lo cultural ajeno a lo religioso’. Acabamos siendo arrinconados de nuevo a una nueva cueva de Belén. Esperemos que también haya una luz que la ilumine en su totalidad.

• La costumbre de la corona de Adviento, que se está generalizando, es un avance muy pedagógica para irnos preparando y adentrando en la Navidad siempre y cuando no nos quedemos con un ‘rito’ más.

• Lo central lo pudiéramos expresar de la forma siguiente:

La Esperanza, sobre toda otra esperanza, nos abre al misterio en el que La Trinidad decide enviarnos al Hijo, que como humano, será Jesús. Que como niño, en debilidad máxima como cualquier otro niño, más aún ‘el pobre’, en indefensión y pobreza/marginación, es excluido y perseguido...sin embargo es acompañado por sus padres (María y José).

El asume ‘personalmente’ la esperanza de toda la humanidad, contra cualquier des-esper@-nza, y más aún, de quienes des-esperados, pretenden generar más opresión, manipulación, exclusión, frustración y esclavitud (hasta las más nuevas), en mil formas más o menos ‘sofisticadas’ o no. Dios hecho niño, como cualquier otro ser humano, quiere ‘desde abajo’ redimirnos y sal-V-arnos

Este es el gran regalo de Dios a toda la Humanidad. Esta es la Navidad ‘pura y simple’. A ella nos preparamos en el Adviento.
 
Alejandro Goñi, S.J., noviembre 2010

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