sábado, 29 de septiembre de 2012

Jesús Aproximación Histórica, breve charla de José Antonio Pagola



José Antonio Pagola

Este libro se ha convertido en breve tiempo en un auténtico Bestseller en todo el mundo de habla hispana. Ahora, por vez primera en inglés, estará disponible esta obra del biblista español José Antonio Pagola. En ella, el autor nos presenta una apasionante narrativa de Jesús de Nazaret recuperada desde el contexto del primer siglo; se trata de una reconstrucción de la figura histórica de Jesús de Nazaret, basada en un serio y profundo estudio bíblico y teológico.

¿Quién era Jesús? ¿Cómo pudo haber entendido su propia vida? ¿Qué alternativas quiso revelar con su praxis en el contexto del siglo I? ¿Cuál era la originalidad de su mensaje? ¿En qué sentido el proyecto del Reino estructuró y centró toda su vida? ¿Por qué fue ejecutado y quiénes intervinieron en su muerte?
El autor va reconstruyendo la figura histórica de Jesús a la luz de los datos más recientes y reconocidos en todo el mundo sobre el contexto social, económico, político y religioso en que vivió. En todo momento mantiene un profundo y sincero diálogo con las propuestas más actuales y el aporte de los autores contemporáneos, especialmente del mundo anglosajón.

"No podéis servir a Dios y al Dinero", conferencia de José Antonio Pagola (partes 3 y 4)


Parte 3 de 4
Parte 4 de 4

"No podéis servir a Dios y al Dinero", conferencia de José Antonio Pagola (partes 1 y 2)

Parte 1 de 4
Parte 2 de 4


viernes, 28 de septiembre de 2012

El Nobel de Teología a un historiador francés y a un jesuita estadounidense

Brian E Daley

Los dos ganadores del Premio Ratzinger 2012 son un filósofo e historiador del pensamiento, Rémi Brague, y un teólogo y patrólogo Brian E Daley, menos conocido en Italia, pero de importancia internacional, especialmente en el área anglófona.

El resultado fue anunciado hoy por el cardenal Camillo Ruini, presidente del Comité Científico de la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger-Benedicto XVI y el presidente de la misma, monseñor Joseph A. Scotti, durante presentación en la sala de prensa de la Santa Sede.

"El propósito de la Fundación es centrar el debate de la cuestión de Dios -dijo monseñor Scotti- del Dios vivo". Y recordó las palabras del papa en su homilía de Pascua de este año: "La oscuridad realmente amenazante para el hombre es el hecho que él, en verdad, es capaz de ver e investigar las cosas tangibles, materiales, pero no puede ver a dónde va y de dónde viene". Y que "la oscuridad sobre Dios y la oscuridad sobre los valores son la verdadera amenaza para nuestra existencia y el mundo en general".

"Rémi Brague es, en mi opinión -indicó el cardenal Ruini- un verdadero filósofo y al mismo tiempo un gran historiador del pensamiento y de la cultura, que combina la fuerza especulativa y la visión histórica fe cristiana y católica, sin complejos. Personalmente, estoy muy contento de que le hayan conferido el premio Ratzinger".

"Conozco menos sobre el padre Brian Edward Daley", señaló su eminencia, si bien luego de leer tantas publicaciones y actividades curriculares, como docencias universitarias, concluyó: "Es por lo tanto un gran historiador de la teología patrística, pero también un hombre muy ocupado en la vida y misión de la Iglesia, que combina el rigor científico ejemplar con una pasión por el Evangelio".

Monseñor Scotti por su parte, precisó que “La creación del Premio Ratzinger quiere presentar ante la opinión pública 'la cuestión de Dios'", una de las tres actividades del trabajo ordinario de la Fundación. Las otras dos son las becas de estudio que la Fundación ofrece a los doctorandos en teología, así como los congresos de alto valor científico que la Fundación promueve.

La ceremonia para conferir el premio, el próximo 30 de octubre, dijo el director de la Fundación, será como el año pasado en la Sala Clementina, después del saludo de Benedicto XVI, se entregará el premio que es un pergamino y la suma de 50.000 euros. A continuación será el discurso del Santo Padre. "Muy fraternal sin escenarios especiales", afirmó.

El año pasado en Bydgoszcz, Polonia, se celebró el primer congreso patrocinado por la fundación en el que participaron 32 universidades de Europa.

Este año, el segundo congreso se celebrará, poco después de la entrega del Premio Ratzinger, del 8 al 9 de noviembre. Más de 90 universidades se han adherido y el tema antropologico será: "Qué es lo que hace que el hombre sea hombre".

"La Fundación contará -señaló el obispo Scotti- con la estrecha colaboración de la Universidad Católica de Río de Janeiro y del compromiso generoso de los Heraldos del Evangelio. A ellos les manifiesto públicamente mi gratitud y agradecimiento por los esfuerzos realizados hasta ahora", dijo.

Interrogado por un periodista sobre los Heraldos del Evangelio, monseñor Scotti recordó una entrevista en la que el papa "se quedó sorprendido por la frescura de esta realidad que evangeliza". Precisó que hoy están no sólo en Brasil. Y puso ejemplos de su presencia en Italia.

Los Heraldos, añadió, "son parte de la realidad eclesial que sabe vivir una fe intensa y sencilla, donde la sencillez no significa banalidad, sino completa sintonía con el papa, con la reflexión teológica y profundizando constantemente".

Sobre el interés que ha despertado el premio Ratzinger también entre los jóvenes estudiantes de teología, monseñor Scotti reportó como un indicador que de las 32 universidades que habían adherido a comienzos de este año ahora han llegado a 90, y la gran cantidad de contactos epistolares que han tenido con jóvenes y personas interesadas en el tema.

Sobre la posibilidad de otorgar el premio a un teólogo de otra religión, el cardenal Ruini precisó: "La posibilidad y también la intención permanece. Tal vez incluso alguna mujer” agregó. En cuanto al número de ganadores "podrían ser también cuatro, según las contribuciones económicas que lleguen a la Fundación", dijo.

Interrogados sobre la fuga de noticias en el llamado 'Vatileaks', monseñor Scotti dijo: "Después de la filtración de noticias, nuestro sitio web ha tenido un aumento en las visitas. La fundación no sufrió ningún aspecto negativo y el caso ha llevado a un mayor conocimiento de la misma".

En alguna pequeña controversia registrada sobre el pensamiento de los ganadores del año pasado, en la que alguien dijo: "Ratzinger no lo piensa así", el cardenal señaló que es cierto que no todos los teólogos deben pensar lo mismo, lo que se tiene en cuenta es que 'sean personas que han trabajado y dado espacio en la búsqueda de Dios".

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Nadie tiene la exclusiva de Jesús




Evangelio del Domingo XXVI del Tiempo Ordinario/B según san Marcos (Mc 9,38-43.45.47-48)

En aquel tiempo, Juan le dijo a Jesús: “Hemos visto a uno que expulsaba a los demonios en tu nombre y, como no es de los nuestros, se lo prohibimos”. Pero Jesús le respondió: “No se lo prohíban, porque no hay ninguno que haga milagros en mi nombre, que luego sea capaz de hablar mal de mí. Todo aquel que no está contra nosotros, está a nuestro favor.

Todo aquel que les dé a beber un vaso de agua por el hecho de que son de Cristo, les aseguro que no se quedará sin recompensa.

Al que sea ocasión de pecado para esta gente sencilla que cree en mí, más le valdría que le pusieran al cuello una de esas enormes piedras de molino y lo arrojaran al mar.

Si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela; pues más te vale entrar manco en la vida eterna, que ir con tus dos manos al lugar de castigo, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo; pues más te vale entrar cojo en la vida eterna, que con tus dos pies ser arrojado al lugar de castigo. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo; pues más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos al lugar de castigo, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga”.

La escena es sorprendente. Los discípulos se acercan a Jesús con un problema. Esta vez, el portador del grupo no es Pedro, sino Juan, uno de los dos hermanos que andan buscando los primeros puestos. Ahora pretende que el grupo de discípulos tenga la exclusiva de Jesús y el monopolio de su acción liberadora.

Vienen preocupados. Un exorcista, no integrado en el grupo, está echando demonios en nombre de Jesús. Los discípulos no se alegran de que la gente quede curada y pueda iniciar una vida más humana. Solo piensan en el prestigio de su propio grupo. Por eso, han tratado de cortar de raíz su actuación. Esta es su única razón: "no es de los nuestros".

Los discípulos dan por supuesto que, para actuar en nombre de Jesús y con su fuerza curadora, es necesario ser miembro de su grupo. Nadie puede apelar a Jesús y trabajar por un mundo más humano, sin formar parte de la Iglesia. ¿Es realmente así? ¿Qué piensa Jesús?

Sus primeras palabras son rotundas: "No se lo impidáis". El Nombre de Jesús y su fuerza humanizadora son más importantes que el pequeño grupo de sus discípulos. Es bueno que la salvación que trae Jesús se extienda más allá de la Iglesia establecida y ayude a las gentes a vivir de manera más humana. Nadie ha de verla como una competencia desleal.

Jesús rompe toda tentación sectaria en sus seguidores. No ha constituido su grupo para controlar su salvación mesiánica. No es rabino de una escuela cerrada sino Profeta de una salvación abierta a todos. Su Iglesia ha de apoyar su Nombre allí donde es invocado para hacer el bien.

No quiere Jesús que entre sus seguidores se hable de los que son nuestros y de los que no lo son, los de dentro y los de fuera, los que pueden actuar en su nombre y los que no pueden hacerlo. Su modo de ver las cosas es diferente: "El que no está contra nosotros está a favor nuestro".

En la sociedad moderna hay muchos hombres y mujeres que trabajan por un mundo más justo y humano sin pertenecer a la Iglesia. Algunos ni son creyentes, pero están abriendo caminos al reino de Dios y su justicia. Son de los nuestros. Hemos de alegrarnos en vez de mirarlos con resentimiento. Los hemos de apoyar en vez de descalificar.

Es un error vivir en la Iglesia viendo en todas partes hostilidad y maldad, creyendo ingenuamente que solo nosotros somos portadores del Espíritu de Jesús. El no nos aprobaría. Nos invitaría a colaborar con alegría con todos los que viven de manera evangélica y se preocupan de los más pobres y necesitados.

José Antonio Pagola

jueves, 20 de septiembre de 2012

¿Porqué lo olvidamos?



En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaban Galilea, pero él no quería que nadie lo supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; le darán muerte, y tres días después de muerto, resucitará”. Pero ellos no entendían aquellas palabras y tenían miedo de pedir explicaciones. Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa, les preguntó: “¿De qué discutían por el camino?” Pero ellos se quedaron callados, porque en el camino habían discutido sobre quién de ellos era el más importante. Entonces Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: “Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”. Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: “El que reciba en mi nombre a uno de estos niños, a mí me recibe. Y el que me reciba a mí, no me recibe a mí, sino a aquel que me ha enviado”.

Camino de Jerusalén, Jesús sigue instruyendo a sus discípulos sobre el final que le espera. Insiste una vez más en que será entregado a los hombres y estos lo matarán, pero Dios lo resucitará. Marcos dice que "no le entendieron y les daba miedo preguntarle". En estas palabras se adivina la pobreza de los cristianos de todos los tiempos. No entendemos a Jesús y nos da miedo ahondar en su mensaje.

Al llegar a Cafarnaún, Jesús les pregunta: "¿De qué discutíais por el camino?". Los discípulos se callan. Están avergonzados. Marcos nos dice que, por el camino, habían discutido quién era el más importante. Ciertamente, es vergonzoso ver al Crucificado acompañado de cerca por un grupo de discípulos llenos de estúpidas ambiciones. ¿De qué discutimos hoy en la Iglesia mientras decimos seguir a Jesús?

Una vez en casa, Jesús se dispone a darles una enseñanza. La necesitan. Estas son sus primeras palabras: "Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos". En el grupo que sigue a Jesús, el que quiera sobresalir y ser más que los demás, se ha de poner el último, detrás de todos; así podrá ver qué es lo que necesitan y podrá ser servidor de todos.

La verdadera grandeza consiste en servir. Para Jesús, el primero no es el que ocupa un cargo de importancia, sino quien vive sirviendo y ayudando a los demás. Los primeros en la Iglesia no son los jerarcas sino esas personas sencillas que viven ayudando a quienes encuentran en su camino. No lo hemos de olvidar.

Para Jesús, su Iglesia debería ser un espacio donde todos piensan en los demás. Una comunidad donde estamos atentos a quien nos puede necesitar. No es sueño de Jesús. Para él es tan importante que les va a poner un ejemplo gráfico.

Antes que nada, acerca un niño y lo pone en medio de todos para que fijen su atención en él. En el centro de la Iglesia apostólica ha de estar siempre ese niño, símbolo de las personas débiles y desvalidas, los necesitados de apoyo, defensa y acogida. No han de estar fuera, junto a la puerta. Han de ocupar el centro de nuestra atención.

Luego, Jesús abraza al niño. Quiere que los discípulos lo recuerden siempre así. Identificado con los débiles. Mientras tanto les dice: "El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí...acoge al que me ha enviado".

La enseñanza de Jesús es clara: el camino para acoger a Dios es acoger a su Hijo Jesús presente en los pequeños, los indefensos, los pobres y desvalidos. ¿Por qué lo olvidamos tanto?

José Antonio Pagola

viernes, 14 de septiembre de 2012

Vídeo animado sobre la vida de San Ignacio de Loyola



Una animación basada en la vida del fundador de la Compañía de Jesús, San Ignacio de Loyola, escrita, producida y narrada por Jason Kapell del Centro de Medios de Comunicación de la Universidad de Fairfield

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Tomar en serio a Jesús



Evangelio del Domingo XXIV del Tiempo Ordinario/B (Mc 8,27-35)

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a los poblados de Cesarea de Filipo. Por el camino les hizo esta pregunta: “¿Quién dice la gente que soy yo?” Ellos le contestaron: “Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que alguno de los profetas”. Entonces él les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Pedro le respondió: “Tú eres el Mesías” Y él les ordenó que no se lo dijeran a nadie.

Luego se puso a explicarles que era necesario que el Hijo del hombre padeciera mucho, que fuera rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que fuera entregado a la muerte y resucitara al tercer día. Todo esto lo dijo con entera claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y trataba de disuadirlo. Jesús se volvió, y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro con estas palabras: “¡Apártate de mí, Satanás! Porque tú no juzgas según Dios, sino según los hombres”.

Después llamó a la multitud y a sus discípulos, y les dijo: “El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y que me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará”.


El episodio de Cesarea de Filipo ocupa un lugar central en el evangelio de Marcos. Después de un tiempo de convivir con él, Jesús hace a sus discípulos una pregunta decisiva: "¿Quién decís que soy yo?". En nombre de todos, Pedro le contesta sin dudar: "Tú eres el Mesías". Por fin parece que todo está claro. Jesús es el Mesías enviado por Dios y los discípulos lo siguen para colaborar con él.

Jesús sabe que no es así. Todavía les falta aprender algo muy importante. Es fácil confesar a Jesús con palabras, pero todavía no saben lo que significa seguirlo de cerca compartiendo su proyecto y su destino. Marcos dice que Jesús "empezó a instruirlos". No es una enseñanza más, sino algo fundamental que los discípulos tendrán que ir asimilando poco a poco

Desde el principio les habla "con toda claridad". No les quiere ocultar nada. Tienen que saber que el sufrimiento lo acompañará siempre en su tarea de abrir caminos al reino de Dios. Al final, será condenado por los dirigentes religiosos y morirá ejecutado violentamente. Sólo al resucitar se verá que Dios está con él.

Pedro se rebela ante lo que está oyendo. Su reacción es increíble. Toma a Jesús consigo y se lo lleva aparte para "increparlo". Había sido el primero en confesarlo como Mesías. Ahora es el primero en rechazarlo. Quiere hacer comprender a Jesús que lo que está diciendo es absurdo. No está dispuesto a que siga ese camino. Jesús ha de cambiar esa manera de pensar.

Jesús reacciona con una dureza desconocida. De pronto ve en Pedro los rasgos de Satanás, el tentador del desierto que busca apartar a las personas de la voluntad de Dios. Se vuelve de cara a los discípulos e increpa literalmente a Pedro con estas palabras:"Ponte detrás de mí, Satanás": vuelve a ocupar tu puesto de discípulo. Deja de tentarme. "Tú piensas como los hombres, no como Dios".

Luego llama a la gente y a sus discípulos para que escuchen bien sus palabras. Las repetirá en diversas ocasiones. No las han de olvidar jamás. "El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y que me siga".

Seguir a Jesús no es obligatorio. Es una decisión libre de cada uno. Pero hemos de tomar en serio a Jesús. No bastan confesiones fáciles. Si queremos seguirlo en su tarea apasionante de hacer un mundo más humano, digno y dichoso, hemos de estar dispuestos a dos cosas. Primero, renunciar a proyectos o planes que se oponen al reino de Dios. Segundo, aceptar los sufrimientos que nos pueden llegar por seguir a Jesús e identificarnos con su causa.

José Antonio Pagola

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Curar la sordera


Lectura del santo Evangelio del Domingo XXIII del Tiempo Ordinario/B (Mc 7,31-37)

En aquel tiempo, salió Jesús de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la región de Decápolis. Le llevaron entonces a un hombre sordo y tartamudo, y le suplicaban que le impusiera las manos. El lo apartó a un lado de la gente, le metió los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva. Después, mirando al cielo, suspiró y le dijo: “¡Effetá!” (que quiere decir “¡Ábrete!”). Al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y empezó a hablar sin dificultad.

Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero cuanto más se lo mandaba, ellos con más insistencia lo proclamaban; y todos estaban asombrados y decían: “¡Qué bien lo hace todo! Hace oír a los sordos y hablar a los mudos”.



La curación de un sordomudo en la región pagana de Sidón está narrada por Marcos con una intención claramente pedagógica. Es un enfermo muy especial. Ni oye ni habla. Vive encerrado en sí mismo, sin comunicarse con nadie. No se entera de que Jesús está pasando cerca de él. Son otros los que lo llevan hasta el Profeta.

También la actuación de Jesús es especial. No impone sus manos sobre él como le han pedido, sino que lo toma aparte y lo lleva a un lugar retirado de la gente. Allí trabaja intensamente, primero sus oídos y luego su lengua. Quiere que el enfermo sienta su contacto curador. Solo un encuentro profundo con Jesús podrá curarlo de una sordera tan tenaz.

Al parecer, no es suficiente todo aquel esfuerzo. La sordera se resiste. Entonces Jesús acude al Padre, fuente de toda salvación: mirando al cielo, suspira y grita al enfermo una sola palabra: "Effetá", es decir, "Abrete". Esta es la única palabra que pronuncia Jesús en todo el relato. No está dirigida a los oídos del sordo sino a su corazón.

Sin duda, Marcos quiere que esta palabra de Jesús resuene con fuerza en las comunidades cristianas que leerán su relato. Conoce a más de uno que vive sordo a la Palabra de Dios. Cristianos que no se abren a la Buena Noticia de Jesús ni hablan a nadie de su fe. Comunidades sordomudas que escuchan poco el Evangelio y lo comunican mal.

Tal vez uno de los pecados más graves de los cristianos es esta sordera. No nos detenemos a escuchar el Evangelio de Jesús. No vivimos con el corazón abierto para acoger sus palabras. Por eso, no sabemos escuchar con paciencia y compasión a tantos que sufren sin recibir apenas el cariño ni la atención de nadie.

A veces se diría que la Iglesia, nacida de Jesús para anunciar la Buena Noticia de Jesús, va haciendo su propio camino, lejos de la vida concreta de preocupaciones, miedos, trabajos y esperanzas de la gente. Si no escuchamos bien las llamadas de Jesús, no pondremos palabras de esperanza en la vida de los que sufren.

Hay algo paradójico en algunos discursos de la Iglesia. Se dicen grandes verdades y se proclaman mensajes muy positivos, pero no tocan el corazón de las personas. Algo de esto está sucediendo en estos tiempos de crisis. La sociedad no está esperando "doctrina social" de los especialistas, pero escucha con atención una palabra clarividente, inspirada en el Evangelio y pronunciada por una Iglesia sensible al sufrimiento de las víctimas, que sale instintivamente en su defensa invitando a todos a estar cerca de quienes más ayuda necesitan para vivir con dignidad.

José Antonio Pagola